De acuerdo a una apreciación de ejecutivos de la Administración Boliviana de Carreteras, el departamento de Oruro tiene más vías asfaltadas que otros, sin explicar empero si ese beneficio tiene relación con el kilometraje de las vías de tráfico que une a los distritos del “eje central”, donde las distancias son considerables en relación a los tramos que existen en Oruro, donde el más largo hace más de dos décadas que no puede concluirse para llegar a Pisiga, en la zona fronteriza con Chile.
Pero la circunstancia es propicia para referir que en la medida que se avance en la construcción de nuevos tramos asfaltados, se estará consolidando ese proyecto que departamentalmente nos interesa y que se relaciona con seguir siendo el centro de convergencia nacional como un privilegio geopolítico que deberíamos aprovecharlo de mejor manera y con mayores servicios para consolidar la vigencia práctica del anhelado Puerto Seco.
La vertebración caminera es un aspecto estratégico de cualquier plan de desarrollo que se quiera emprender en función de conectar servicios desde y hasta el punto vital, que en este caso es Oruro como el centro de actividades para las futuras operaciones de importación y exportación de mercaderías, de bienes y servicios, de maquinaria y movilidades, de alimentos, de minerales y de otros productos de la región o los que sean depositados en tránsito hacia los puertos de ultramar, las carreteras son la seguridad que garantizan cualquier operación, rápida y oportunamente.
Si bien en algunos tramos como los que son financiados con recursos que nos proporciona la Corporación Andina de Fomento (CAF), en el caso de la ruta Oruro - Pisiga, tal circunstancia significa un ahorro en el presupuesto de la ABC y un buen motivo para exigir al Gobierno que apruebe otras asignaciones para ampliar más tramos asfaltados de modo que por tales vías se amplíen las posibilidades de llegar hasta Arica, otro puerto de Chile o llegando a territorio peruano se avizore el Puerto de Ilo, como otro destino alternativo del plan bioceánico que es fundamental en la perspectiva del Puerto Seco, sin dejar otras opciones como la de insistir en la habilitación de la Diagonal Jaime Mendoza que nos conectará con Sucre y el sur del país, mencionando destinos como Argentina, Paraguay o el Brasil con variantes que están planificadas y que deberían avanzar hacia su culminación.
Las rutas camineras, como en el cuerpo humano son las venas por las que circula la sangre que es vital para la vida misma, por eso es que como se configura la situación actual, Oruro resulta ser el corazón del país donde llegan las venas transportando progreso que se irradia hacia los cuatro puntos cardinales de nuestra nación.
Si este hecho está consolidado, hay que cuidar que los tramos que faltan sean concluidos con la oportunidad que se espera, especialmente rescatando tiempo perdido, como el caso de la ruta hacia Pisiga y los otros que son parte de la vinculación con importantes centros mineros o de producción agroganadera que esperan tener rutas expeditas para el tránsito de su producción.
Oruro es el centro vial del país, su privilegiada posición geográfica así lo determina y tal beneficio debe aprovecharse con la estructuración de un buen proyecto como el Puerto Seco que activará todo un sistema de transporte múltiple por carreteras, por línea ferroviaria y por vía aérea un complemento trascendental para hablar del desarrollo sostenible departamental y por lógica consecuencia de toda la nación.
Fuente: La Patria
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