Diálogo para pacificar el país

Se han hecho varios intentos de diálogo desde que asumió el Gobierno de transición para lograr un acuerdo de partes que permita un paso pacífico a la instancia de reordenamiento del país, luego de quedar con un "vacío administrativo" por el abandono que hicieron los gobernantes tras conocer el informe sobre el innegable fraude electoral.

Las condiciones fueron claras y obligaban a tomar decisiones concretas en el marco de la legalidad y en defensa de la democracia, de modo que el país siga su curso hacia nuevos e inmediatos objetivos. Lamentablemente las cosas no se entendieron de ese modo y surgieron grupos alentados por desplazados seguidores de los gobernantes renunciantes que generaron violencia, caos, incertidumbre y una peligrosa situación de riesgo generalizado para toda la población civil.

Se buscó diálogo y la respuesta fue más violencia, uso de armas, dinamitas, incendios, ataques a la propiedad pública y privada, bloqueos en carreteras y el cerco a ciertas ciudades en las que se generó desabastecimiento, no sólo de alimentos, también de insumos médicos en varios centros hospitalarios, además de combustibles, gas y gasolina en varias ciudades, esa gente que abiertamente respondía a incitativas de políticos del régimen concluido, no respondió a las convocatorias de diálogo y más bien incrementó el caos y generó graves condiciones de peligro y daño colectivo.

En el transcurso de los días, las autoridades del gobierno transitorio extremaron recursos y opciones para disminuir y eliminar las adversas condiciones claramente alentadas por políticos en el autoexilio y algunos otros que permanecían en el anonimato, hasta que decidieron dar la cara pidiendo "salvoconductos hacia México" el país que admite a políticos en huida.

Menos mal, que de tanto insistir y mostrando diariamente una realidad sobre la verdadera situación de los políticos que terminaron por cuenta propia su carrera partidista, el panorama de belicosidad fue disminuyendo pero todavía como sucede al presente hay focos aislados de insurrectos vandálicos, que se espera depongan actitudes escuchando a sus arrepentidos mandantes.

En esa disposición, el Gobierno nacional, logró el último fin de semana, consolidar la instancia de diálogo con representantes de todos los sectores sociales para tratar con la mayor amplitud, las condiciones propicias para restablecer la tranquilidad y seguridad que ansían todos los bolivianos, en su mayoría confiados en que el proceso actual, derivará en una nueva convocatoria a elecciones, previa la renovación con un personal idóneo y calificado del Tribunal Supremo Electoral, para encaminar a su cumplimiento una nueva, legítima y segura elección de gobernantes.

Lo importante y emergente con carácter de urgencia, es que el diálogo de partes permita pacificar el país con la suspensión de acciones irregulares y violentas, bloqueos o cualquier otro tipo de presiones que alteren el orden constituido y la vigencia de las leyes en democracia. Ya es tiempo de que la paz vuelva al país, lo que significa retomar el respeto al orden constituido en un marco de entendimiento y en aras de la convivencia pacífica.

Acuerdos preliminares han permitido eliminar bloqueos en algunas carreteras y facilitar el abastecimiento de alimentos a varias ciudades. La situación reinante es de un retorno paulatino a la normalidad en paz y tranquilidad, un derecho que asiste a todos los bolivianos, frente a la contingencia de un abandono de obligaciones en el manejo del Estado y su reestructuración a través de un Gobierno de transición.