Domingo 24 de noviembre de 2019
ver hoy
En Bolivia, Chile, Ecuador, Hong-Kong, Líbano, Rusia, Francia, et. al., las protestas se dan porque la gente joven quiere mejor gobernancia, mayor equidad, justicia, mejores oportunidades educativas, laborales, electorales y sociales con mayor libertad de expresión y movimiento haciendo frente al tráfico de estupefacientes, armas y al calentamiento climático.
En Bolivia el despilfarro de tiempo y oportunidad de educar a las colectividades suburbanas y campestres optando más bien, durante una década y media, por aprovecharlas política y financieramente, ha gestado el reto actual en el que recurrir a la lógica constitucional de tener un Congreso nacional con quórum que apruebe una convocatoria a elecciones idóneas, se hace "cuesta arriba". El adjetivo "nacional" es mucho pedir al partidismo intransigente de los que estaban en el poder con el afán dictatorial de acapararlo y usufructuarlo.
En Chile, haber mantenido vigente la Constitución de la dictadura militar ha sido un error que se añade a la deficiente distribución del ingreso nacional que hoy ha llevado a la negociación relativamente satisfactoria de que la Constitución tiene que cambiar a favor de una mejor gobernancia. Lo más terrible ha sido el costo en vidas, heridos y destrucción. Subestimar las necesidades de la mayoría de la población no debe repetirse. La cancelación de eventos deportivos internacionales y de la reunión cumbre de los países miembros del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico tiene un costo? irrecuperable.
En Ecuador las protestas de indígenas, estudiantes y sindicatos surgieron cuando el presidente Lenin Moreno redujo el subsidio de los carburantes como resultado de la moción del Fondo Monetario de que redujese el gasto público. Quito se vio avasallada y la presidencia tuvo que mudarse temporalmente a Guayaquil. El subsidio se restituyó. No haber vaticinado la reacción popular denota descuido político.