La nación todavía pasa por una delicada encrucijada al ser notoria la forma como la internacional socialista viene azuzando a los partidarios del MAS a crear una situación de zozobra en la población y hacer fracasar el retorno a una democracia plena.
En el conglomerado ciudadano se advierte mucha preocupación porque un grupo político recalcitrante, siguiendo consignas de hordas materialistas, aún tiene la esperanza de ampliar los más de diez años de dictadura en la que sometieron al pueblo boliviano.
Frente a esa realidad, hoy nos toca impulsar la realización de nuevas elecciones que sean el fruto de una concertación nacional, entendiendo que nuestro deber es conocer, cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes.
Precisamos de un gobierno que esté dispuesto a defender la institucionalidad de Bolivia, respetando a una colectividad que hace de la unidad y soberanía la razón de su existencia.
Ese contexto muestra que es dura la tarea que tiene por delante quien ocupa la Presidencia de la República, porque debe reencaminar a la población por la senda democrática, precisando el hecho de que la organización del Estado es viable a través del Legislativo, Ejecutivo, Judicial y Electoral, dando a entender que estos órganos cumplen su función con toda independencia.
Ese contexto muestra que es dura la tarea que tiene por delante quien ocupa la Presidencia de la República, porque debe reencaminar a la población por la senda democrática, precisando el hecho de que la organización del Estado es viable a través del Legislativo, Ejecutivo, Judicial y Electoral, dando a entender que estos órganos cumplen su función con toda independencia.
Aplicando ese detalle, de por sí se garantiza el cumplimiento de principios, valores, derechos y deberes reconocidos y consagrados en la Carta Magna, lo que nos lleva a consolidar la unidad de la Patria.
No debemos perder más días y horas escuchando interpretaciones que buscan debilitar el proceso de transición encomendada por el pueblo para darse un régimen gubernamental que sepa administrar los intereses nacionales con solvencia y capacidad.
Con la experiencia de lo ocurrido hasta el 10 de noviembre, no cometamos el error de elegir mandatarios endiosados que exceden su mandato al concentrar en sí todos los poderes.
Tenemos que pensar en el futuro de nuestros hijos, nuestros nietos y las nuevas generaciones que están en camino, preparándoles un terreno lleno de esperanzas y deseo de vivir en el país sintiéndose orgullosos de ser bolivianos.
Como lo decía un coterráneo en la histórica plaza de 10 de Febrero, la hija predilecta de Simón Bolívar no puede ser deshonrada por políticos esclavistas que han pisoteado con desconsideración nuestra Ley de Leyes, y todavía, tienen el atrevimiento y la insolencia de querer volver para consumar el propósito de hundir a Bolivia en el fango negro de una dictadura.
Por eso, es urgente concertar una acción que signifique procesar el nuevo acto eleccionario donde el votante sienta que no ha sido vulnerada su expresión democrática, dotándose de un Presidente y Vicepresidente que mantengan y preserven la unidad del Estado boliviano.
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