Debemos articular un diálogo positivo

La situación presente tiene una compleja trama política que pone en riesgo la seguridad reinante en el país, un hecho que es realmente preocupante por las connotaciones que derivan de hechos violentos, cuyos protagonistas, según los observadores son azuzados por personajes que han quedado del régimen renunciante y están mimetizados en lugares especiales de nuestra geografía nacional, utilizando una cantidad de recursos económicos, cuya procedencia se atribuye a la corriente política que no admite su condición perdidosa ante la renuncia y abandono del país de sus dirigentes.

La otra situación de riesgo es la que ha permitido descubrir e identificar a ciertos personajes extranjeros, cubanos y venezolanos, portadores de armas y explosivos, pero además de importantes sumas de dinero que por lo visto se utiliza para generar el movimiento adverso de algunos sectores sociales, que actúan en un plan deliberado de alterar el orden constituido y crear condiciones propicias para desatar confrontación entre bolivianos. Menos mal, varios de estos peligrosos sediciosos han sido capturados y deberán explicar las razones de su presencia y su actitud en el país. Otro grupo de ciudadanos ajenos al nuestro y que están conviviendo en el país desde hace mucho tiempo, será embarcado hacia su país de origen, Cuba, según se confirmó.

El ministro de Gobierno, Arturo Murillo, aseguró que "hay un seguimiento a varias personas que han quedado de la cúpula dirigencial del MAS y realizan actividades concretas de alterar el orden constituido, respondiendo a incitativas de sus jefes en el exilio. Esas personas, se dice, son las responsables de la situación de inestabilidad en el país que cumplen un plan de "venganza política".

Frente a esos hechos, el actual Gobierno a través de sus flamantes ministros y con la intervención de instituciones como la Iglesia Católica, delegados de partidos políticos, algunos delegados de la comunidad internacional, han tratado de establecer un diálogo nacional para pacificar el país, atendiendo además algunos planteamientos que sean factibles de atender, mientras se esperaba la llegada de un experto de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que tendría que participar en las negociaciones de diálogo y entendimiento entre las partes en conflicto.

Desde otro ángulo de la actual coyuntura, según varios analistas políticos, hay necesidad de encarar el asunto, admitiendo la vigencia en el esquema institucional de un parlamento con mayoría del MAS, que quiérase o no está vigente y sus operaciones deben ser tomadas en cuenta, en el sentido de buscar un "entendimiento legislativo" que no confronte a las partes y que más bien, sea un instrumento legal para restablecer la paz y el orden nacionales, tomando en cuenta que el problema reinante, tiene que ver con el abandono de funciones que han hecho los mandatarios, renunciando y admitiendo además la existencia de un "fraude electoral" a todas luces implantado en el órgano electoral, respondiendo a incitativas que deberán ser establecidas con los resultados de la auditoría de la OEA.

Hay que rescatar de este proceso en ciernes, las condiciones favorables al diálogo entre los miembros de la "bancada masista" para abrir espacios de diálogo y pacificar el país, "No nos cerramos al diálogo, queremos la paz en Bolivia, para vivir con tranquilidad" habría afirmado el recientemente elegido presidente de la Cámara Baja. Son circunstancias favorables que merecen una atención especial, estratégica y en ningún caso autoritaria o sectorial, en opinión de los expertos.