El canciller de México ha comunicado que en respuesta a la solicitud de Evo Morales se le ha concedido el asilo diplomático, por sentido "humanitario". Y para trasladarlo en condiciones de seguridad, el gobierno mexicano envió una aeronave expresa para recogerlo del Chapare.
Es de suponer que López Obrador trató a Morales con esa fina gentileza no sólo por similitud política con el mandatario mexicano (ambos izquierdistas) sino también porque es una tradición que México es un país abierto a todos los que buscan respirar la libertad. Obviamente sin perjuicio de cumplir las normas internacionales de asilo. Recordemos que varios intelectuales bolivianos estuvieron allí, y con una fuente de sobrevivencia que les permitió permanecer sin menoscabo de su dignidad. Añadiríamos algo más: entre México y Bolivia hay una recíproca simpatía cultivada desde hace tiempo.
"Al enemigo que huye, puente de plata", dice un refrán. Morales no esperaba que su gestión terminara tan bruscamente. Ahora sabrá en carne propia lo que duele el exilio, por más bonancible que sea. Estará buen tiempo lejos de su patria y desprovisto del poder que tenía. Conocerá la murria de la soledad y la tristeza del forastero en tierra ajena. Y, por contrapartida, estarán haciendo ya valijas para volver a Bolivia los muchos proscritos a quienes Morales les condenó a la crueldad de la ausencia indefinida.
"Al enemigo que huye, puente de plata", dice un refrán. Morales no esperaba que su gestión terminara tan bruscamente. Ahora sabrá en carne propia lo que duele el exilio, por más bonancible que sea. Estará buen tiempo lejos de su patria y desprovisto del poder que tenía. Conocerá la murria de la soledad y la tristeza del forastero en tierra ajena. Y, por contrapartida, estarán haciendo ya valijas para volver a Bolivia los muchos proscritos a quienes Morales les condenó a la crueldad de la ausencia indefinida.
Es la hora fresca de los acontecimientos. La verdad sobre los hechos se irá imponiendo poco a poco. Entre tanto, lo que se ha visto es un fenómeno social increíble. Eso que se llama "pueblo", salió a las calles en pacífica actitud de protesta contra la intención de instalar un régimen dictatorial, y en defensa de la democracia. Los bloqueos eran sólo eso: bloqueos, sin armas. Los jóvenes ocuparon el primer plano de la resistencia, y varios cayeron ante la arremetida de los que defendían la otra posición. Nadie persiguió a nadie. No hubo ni sombra de eso que se llama "golpe". Hoy, martes, aún permanecen desiertas las calles. La Policía y las FF.AA. han impedido que siga la avalancha de hordas delincuenciales que sembraron pánico y terror en las pasadas horas.
Concluyamos. Alguna vez, hay que saber escuchar. Los que saben, suelen aconsejar buenas cosas. Un hijo del Dr. Víctor Paz Estenssoro (Ramiro, si no recordamos mal) comentó cierta vez que en Bolivia el prorroguismo es k´encha, y lo decía con conocimiento de causa, pues su padre, el Dr. Paz, quiso prorrogar su mandato en 1964. El golpe vino en seguida nada menos que de parte de su propio vicepresidente. Entonces el vaticinio parece tener cierta connotación de fatalidad. Morales hizo todo por perpetuarse en el poder y le salió el tiro por la culata.
(*) Escritor
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