Crónica de una renuncia esperada

Cuando todo hacía presumir que el actual conflicto se prolongaría por más tiempo con un régimen que parecía estar firmemente asentado, la renuncia de Evo Morales Ayma y Álvaro García Linera el domingo por la tarde, tomó poco menos que por sorpresa a la ciudadanía y a los integrantes de su propio gobierno.

En realidad, el desenlace de la crisis, que ya duraba 20 días, se precipitó en las últimas 24 horas, con una seguidilla de acontecimientos que en rápida sucesión fueron produciendo la caída - como piezas de dominó- de los distintos elementos de apoyo del régimen.

El final llegó tan pronto que sorprendió a los propios dirigentes del movimiento cívico, -quienes todavía esperaban la llegada de los cívicos y cooperativistas mineros de Potosí desde Oruro, para entregar el día Lunes la carta de renuncia dirigida a Evo Morales- pero que tuvieron que dirigirse al Palacio Quemado para entregar la carta el domingo por la tarde.

Pero las cosas ya estaban en una caída imparable.

Lo que había comenzado como una reacción espontánea de la población por el respeto a su voto y contra el fraude electoral - donde había mayor presencia de mujeres y señoras en los bloqueos- se acrecentó con la articulación de los movimientos cívicos, jóvenes y ciudadanos de base que se plegaron a las protestas, rebasando inclusive a sus propios dirigentes.

El gran impulso lo dio aquel liderazgo cívico fuerte surgido en Santa Cruz a la cabeza de Luis Fernando Camacho que adoptó una actitud tan valiente al punto de insistir por tres veces en viajar a la Sede de Gobierno para desafiar al poder en su propio reducto.

Actitudes tan imaginativas como llevar una Biblia y redactar una carta de renuncia para Evo -con la pretensión de entregarla en mano propia y hacerla firmar- despertaron simpatía y mayor sentimiento de unidad en el movimiento cívico nacional.

El amotinamiento y acuartelamiento de las unidades policiales que se negaron a reprimir al pueblo, dejó en la indefensión al régimen que se vio privado de su principal medio de represión.

Finalmente, el domingo, la difusión del Informe de la Comisión de Auditoría de la OEA, precipitó los últimos actos de la tragicomedia: el Alto Mando de las FF.AA. pidió a Evo su renuncia, siguiendo las otras bases de sustento como sectores campesinos (ponchos rojos), la propia Central Obrera.

Además, se fueron produciendo las renuncias de algunos gobernadores, alcaldes, parlamentarios en ejercicio y electos, viceministros y peces gordos como el presidente de Diputados y la presidenta del Senado.

CONSUMMATUM EST�?

Al caer la tarde Evo Morales y Álvaro García daban a conocer su renuncia al ejercicio de los cargos que habían disfrutado con tanta fruición y a los cuales se aferraron con tanta porfía por más de 13 años.

Pero, a pesar de ello, la bestia aún daba sus últimos coletazos con los actos de vandalismo que se produjeron la noche de domingo y lunes.

ENSE�?ANZAS

Todo este proceso, que aún no acaba de concluir, nos permite recoger varias enseñanzas, y confirmar muchas verdades:

1)Ningún régimen tiránico y dictatorial - por muy fuerte y apuntalado que esté- no podrá sojuzgar por mucho tiempo al pueblo�? en especial al pueblo de Bolivia.

2)El pueblo se moviliza espontáneamente cuando se trata de defender sus derechos.

3)Movimientos como el presente, dan lugar al surgimiento de nuevos liderazgos y al nacimiento de nuevos líderes.

4)Queda ratificado que los movimientos cívicos son los actores más idóneos para garantizar y defender la democracia.

5)También ha quedado demostrado que casi todos los políticos están desgastados y los partidos están vacíos de principios y contenido ideológico. Siendo en muchos casos una mera sigla que cualquiera puede comprar.

6)Es el tiempo de nuevos liderazgos en Bolivia�?