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Sábado 10 de marzo de 2012

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Revista Tu Espacio

PORTAL DE LA SABIDURÍA

Digestión de Impresiones

10 mar 2012

Fuente: La Patria

Por: El Alquimista

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Nuestros cuerpos constituyen una maravillosa maquinaria humana que se nutre mediante cinco cilindros energéticos, que son controlados por tres centros inteligentes, necesitando de tres tipos de alimentos para subsistir: 1.- El agua con los alimentos sólidos que ingerimos, 2.- El aire que respiramos, y 3.- Las impresiones que percibimos con nuestros sentidos sensoriales. Cada tipo de alimento es procesado mediante un sistema de órganos que transforman el alimento en sustancias y energías útiles para nuestros cuerpos. Es así que el sistema digestivo con su órgano digestor, el estómago es el encargado de transformar el primer alimento en nutrientes apropiados para nuestro metabolismo. En el caso del segundo alimento, para procesar el oxígeno del aire, que es el maravilloso combustible vital para nuestras células, está el sistema respiratorio en perfecta coordinación con el sistema circulatorio, encargándose los pulmones de extraer el oxígeno del aire y mediante ósmosis pasarlo al torrente sanguíneo, que por medio de esa poderosa bomba de doble flujo cruzado, que es el corazón, se encarga de bombear este maravilloso combustible a cada célula mediante la exuberante red de venas y vasos capilares, que como ríos y arroyos van por nuestra tierra filosofal irradiando el maravilloso milagro de la vida. El Corazón es como un Sol Central que irradia luz y vida a todo nuestro universo interior.

En el caso de las impresiones, el tercer alimento, el sistema nervioso con su órgano central el cerebro es el encargado de procesar los diferentes tipos de impresiones que recibimos del mundo exterior mediante nuestros sentidos sensoriales, que son las ventanas de nuestra alma por las cuales percibimos lo externo, de la piel afuera. Todo lo que nos rodea, sean imágenes, sonidos, olores, sabores, texturas, etc., constituyen alimento que entra a nosotros como una impresión en particular de la fuente de origen. No es la cosa en si que entra a nosotros, sino solo una impresión energética de la misma que es percibida mediante el sentido sensorial determinado. Así que nuestra percepción de lo externo es muy imperfecta e incompleta, a veces distorsionada, dependiendo de la agudeza de nuestros sentidos y del estado de ánimo y concentración en el que nos encontremos. Nuestros pensamientos y emociones son los lentes o filtros por los cuales pasan todas las emanaciones energéticas del mundo exterior y también de nuestro mundo interior. Si estamos enojados, por ejemplo, todo lo percibiremos teñido de ira. Por el contrario si estamos en paz y con alegría en el corazón, todo lo percibiremos hermoso y armonioso. Las impresiones son un alimento vital para nuestra alma y no podemos vivir ni un solo instante sin ellas, pero lastimosamente nos tragamos cualquier impresión sin control alguno e inconscientemente reaccionamos causándonos indigestiones letales a nivel de nuestra psiquis.

En los otros sistemas existen mecanismos de control. Por ejemplo el sistema digestivo no permitirá que consumamos alimentos podridos; el sistema respiratorio no permitirá que aspiremos aire contaminado, pero no hemos desarrollado el mecanismo consciente en nuestro cerebro para rechazar las impresiones dañinas y nos alimentamos con basura gran parte del día. Nos tragamos un insulto reaccionando con ira. Nos contaminamos innecesariamente con escenas de violencia y depravación viendo televisión hora tras hora indigestando nuestra mente. Reaccionamos con orgullo y rabia cuando nos critican, sin darnos cuenta que lo que dicen o dejan de decir de nosotros no nos cambia ni un átomo. Somos tan débiles que cualquiera nos puede manejar psicológicamente, basta que nos den unas palmaditas en el hombro y nos digan palabras zalameras para sentirnos como dioses, por el contrario basta que nos critiquen y no estén de acuerdo con nosotros para que reaccionemos con orgullo e ira. Lo que realmente nos hace daño son las reacciones inconscientes a las impresiones. Debemos aprender a transformar las impresiones que recibimos, digiriéndolas mediante la comprensión serena y la sabiduría del corazón tranquilo. De nosotros depende el valor que le demos a las impresiones que recibimos. De nosotros depende la reacción que tengamos ante cualquier impresión que recibamos. No es lo que entra al hombre lo que lo contamina, sino lo que sale de él. Nuestras reacciones ante las impresiones que recibimos son lo que nos contamina o nos nutre. Transformemos las impresiones devolviendo bien por mal, irradiando sabiduría en las tinieblas de la ignorancia, emanando amor a cambio del odio de la inconsciencia, dando la otra mejilla al violento que actúa así por temor, siendo instrumentos de paz en la guerra, forjadores de bienestar en la adversidad. Tenemos todo el poder en nuestro interior para realizar todo esto y mucho más. Solo necesitamos dejar que ese poder maravilloso del amor-sabiduría que reside en nuestro corazón se manifieste fluyendo en nosotros, transformando nuestras vidas en fuente inagotable de alegría, armonía, belleza y plenitud.

Fuente: La Patria
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