Un llamado a la pacificación

Como van las cosas en el país, una serie de hechos que se producen por separado en cada uno de los departamentos, ponen en vilo a la comunidad de cada distrito donde se presume que puedan desatarse acciones violentas enfrentando a los bolivianos, que reclaman sus derechos y no son atendidos como quisieran en el contexto de la armonía y el entendimiento entre partes, sin que las mismas lleguen a extremos de alta peligrosidad cuando bandos en pugna se atacan, incluyendo en esos trajines a los policías, cuya neutralidad ha sido puesta en duda, por lo mismo disminuye la seguridad ciudadana.

Para el comienzo de la semana presente se han hecho serias advertencias por parte de dirigentes de las organizaciones cívicas de Santa Cruz, disponiendo un plazo para la renuncia del Primer Mandatario, ante ese plazo la primera autoridad del país ha convocado de emergencia a los movimientos sociales para asumir determinaciones en defensa del Gobierno y evitar "un golpe de estado preparado por la derecha".

Las circunstancias se presentan de ese modo, entre advertencias y presiones de las entidades civiles y por el otro lado, los movimientos partidistas oficiales que aseguran la defensa intransigente del Gobierno. Por su parte el propio Mandatario ha planteado una tregua a la espera de los resultados que dispondrá la OEA, al culminar una prolija auditoria del pasado proceso electoral del 20 de octubre.

Justamente el resultado de ese proceso, alterado de manera irregular por personeros del Tribunal Supremo Electoral (TSE) ha ocasionado el grave problema de poner en duda todo el acto eleccionario, lo que obligó a partidos y plataformas a rechazar las elecciones, a desconocer sus resultados, plantear una nueva elección y al mismo tiempo la renuncia del Primer Mandatario.

Del día de elecciones a la fecha se han producido permanentes movilizaciones de la población, defendiendo el "voto ciudadano", el respeto a la democracia y los derechos humanos, además de plantear la renuncia de toda la cúpula del TSE, para que nuevas autoridades seleccionadas entre probos ciudadanos, asuman la responsabilidad de enderezar el "desviado y alterado" proceso electoral.

La Iglesia Católica hace un ferviente llamado a la pacificación y rechaza declaraciones irresponsables que incitan a la violencia, aumentando la crisis vigente en el país con actitudes no precisamente pacíficas y por lo mismo, muy peligrosas para la seguridad de todos los bolivianos. Obispos del país coinciden en un llamado a los líderes políticos para que desde los sectores sociales se busquen soluciones pacíficas, pero escuchando el clamor popular y respetando el voto democrático del pueblo, de manera que cualquier solución, sea admitida en su justa dimensión, si la misma es parte de la idea de pacificar la Nación, sin enfrentamientos, sin poner en las calles a grupos que se enfrenten con violencia y con funestos resultados.

Las últimas resoluciones de un cabildo en Santa Cruz, insisten en la renuncia presidencial, empero analistas y profesionales del ramo legal, discrepan con tal planteamiento, por no existir en nuestra Constitución, la figura de una renuncia obligada del gobernante, estimándose que una solución de paz puede darse más bien con un compromiso de parte de los gobernantes de anular la elección y convocar a una nueva, previa la reestructuración total del TSE con la designación de ciudadanos notables del país para ocupar ese organismo.

Lo importante ahora es que prevalezca la paz y se descarte toda forma de violencia que confronte a los bolivianos. El diálogo tiene que estar por encima de caprichosas y altaneras posiciones sectarias.