La soberanía tripartita en los territorios usurpados por Chile
10 mar 2012
Por: Adhemar Ávalos Ortiz
En 1879 se cometió un delito histórico de carácter universal cuando la maldad se hizo carne en el cuerpo de los pueblos. Bolivia fue despojada alevosamente de su Litoral marítimo. El próximo 23 de marzo se cumplen 133 años de la ignominia del naciente imperialismo inglés, de un poder amparado en intereses mezquinos. Las grandes compañías británicas cohonestaron la barbarie política, económica y militar. Hicieron posible el despojo de Bolivia y el Perú.
Hoy, la abrumadora mayoría de los chilenos, dos tercios, no conoce el despojo ya que la historia puede con facilidad tergiversarse. Desmedidamente, las ciudades de Antofagasta, Mejillones, Tocopilla, Calama, Taltal y la moribunda Cobija, además de Arica e Iquique, son asumidas arbitrariamente como chilenas y se quiere reclamar con justicia su posesión boliviana y peruana, cuando existen motivos más que justificados desde la pureza de los principios. ¿Pero a dónde llevaría esto? Al enfrentamiento, máxime que muy difícilmente podríamos enfrentar a las Fuerzas Armadas chilenas formadas para la guerra mortal. Bolivia tendría que cambiar mucho y los errores del pasado tienen que pagarse muy caro.
No obstante, las ciudades de las regiones I y II de Chile viven en un ostracismo incomparable con el paraíso de Viña del Mar, Valparaíso y Santiago. Las diferencias son inmensas. Lo que fue Tarapacá hoy depende económicamente de Bolivia y podría morirse si la bloqueáramos. Es un desierto con alguna agricultura en el valle de Azapa y el guano se agotó a principios de siglo.
Y el Litoral le entrega a Chile, al Sur rico, una considerable parte de sus exportaciones. Las minas de cobre de Chuquicamata y otras, que Pinochet nunca privatizó por intereses de Estado, fueron y son el motor económico de Chile, despuntaron su crecimiento industrial. La cotización internacional de este metal es de 3,83 dólares por libra fina y Chile produjo en el 2011 5,42 millones de toneladas (Perú 1,22 y China 1,19) y las reservas de ese país usurpador son de 190 mil millones de toneladas. El precio del noble mineral es de $us. 2,2046 por libra fina (2,63 dólares por kilogramo). Chile se beneficia con 2.205 millones de dólares al año y con el crecimiento intenso de los precios internacionales se acerca a los 3.000 mil millones.
Pero, lo importante es la realidad del Norte chileno, ayer boliviano y peruano, el que tiene una estructura económica y social muy diferente a su capital. Son dos regiones parias donde viven muchos peruanos y bolivianos. No se ha consolidado como blanca, apenas es seminegrita. Implica una integración de tres países que no se quiere ratificar, al menos por la oligarquía chilena, la que domina un país egoísta.
El asunto del Litoral debe ser manejado con pertinencia, el que Bolivia históricamente manejó con una inocencia rayando en la estupidez. En el contexto actual la solución debería pasar por una soberanía tripartita en los territorios esquilmados por Chile. Es indudable que el país mapocho no aceptaría, su política histórica le define, con tal salida tiene que avenirse al cambio. Su soberbia imperialista le ciega, pero si no acepta una trascendencia racional, Sudamérica seguirá enfrentada a la barbarie.
En los territorios (regiones I y II) de Chile, usurpados a Bolivia y Perú, se constituiría una administración conjunta de los tres estados, designando por un año de función a ciudadanos meritorios de cada país. Los hijos del Estado tripartito tendrían una condición especial, responderían a un status multinacional. Lo contrario sería continuar con la ignominia y los bolivianos no debemos permitirlo.
(*) Politólogo
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