Disponemos de una Policía muy profesional

La tristeza de observar a un maravilloso país como en nuestro sumido en una parálisis obligada para no trabajar por los inconsecuentes bloqueos que se constituyen en un delito penal contra el libre tránsito de todas las personas, instigados con argumentos incongruentes enraizados sólo en la emoción y ausencia de análisis de lo que se hace, requiere de una institución protectora como la Policía.

Naturalmente de este desbarajuste de conducta resulta una víctima, que es la población trabajadora y consciente, que sólo el trabajo cotidiano le posibilitará ascender de nivel de vida.

Este complejo panorama para evitar excesos demenciales sin medir consecuencias debe ser contenido con el objetivo de proteger a la ciudadanía indefensa por la Policía, y ésta ha demostrado un comportamiento institucional excepcional demostrando tolerancia, plena comprensión de su deber e indiferencia a los insultos y agresiones de diversos calibre con el objetivo sublime de preservar la integridad de las personas ajenas a alguna posición política infranqueable.

La Policía dispone constitucionalmente de coacción que no la utiliza en estos frecuentes incidentes precisamente para evitar enfrentamientos. La función de la Policía está establecida constitucionalmente en el art. 251 y sucesivos, Título V, capítulo II de la CPE., y como fuerza pública tiene la misión específica de la defensa de la sociedad y la conservación del orden público y el cumplimiento de las leyes en todo en territorio boliviano.

Como institución no delibera ni participa en acción política partidaria, empero, sus miembros individualmente gozan y ejercen sus derechos ciudadanos, acorde a la ley. Esto último es lo admirable de la conducta actual de la Policía que, cuando actúa como institución, se libera de sus afectos o desafectos políticos y se dedica incuestionablemente con toda su técnica y formación a la preservación de la vida y la seguridad.

Para la Policía sería una tarea nada difícil, en los momentos actuales, acometer con su técnica y profesionalidad disolver en el acto a estos grupúsculos agresivos y, no la ejecuta precisamente por su alto sentido de responsabilidad y correcta aplicación del principio de proporcionalidad, entendiéndose que ante excesos a tentados a propiedad privada o pública, actuara, no sin antes meditar.

Todo lo expresado motiva a la ciudadanía a sentirse seguros por este incontrovertible argumento de su conducta profesional, y el sentido laudatorio está dirigido a la institución, a todos sus miembros y a quienes la dirigen.

*Es abogado corporativo, posgrados en Ciencia Política (maestrn). Alta Gerencia para abogados (UCB-Harvard),

Arbitraje y Conciliación, Derecho Aeronáutico, Interculturalidad

y Educación Superior, Docencia en Educación Superior,

doctor honoris causa (IWA-Cambridge University,USA)