Por encima de ciertas posiciones sectarias, e inclusive políticas, lo cierto es que en el conflicto de límites entre Oruro y Potosí existen marcados intereses que tienen que ver con los recursos naturales que se ubican precisamente en la zona de conflicto y que con justa razón defienden los vecinos, quienes en el futuro se beneficiarán en la proporción que les corresponda legalmente de los réditos que arrojen los proyectos de industrialización y crecimiento productivo.
No puede olvidarse, ni menos ignorarse, que desde hace varias décadas los orureños mantienen latente el sueño de tener en su territorio una fábrica de cemento. Ese proyecto fue alentado por la extinta Corporación de Desarrollo, señalando Sevaruyo como el lugar de localización de esa industria.
Actualmente hay una abierta controversia en torno al derecho limítrofe sobre el codiciado cerro Pahua que, según documentos ancestrales, pertenece a Oruro y es el reservorio de aproximadamente 20 millones de toneladas métricas de piedra caliza, la materia prima básica para la fabricación de cemento. Ese hecho es el que impulsó a las autoridades orureñas desde hace muchos años a promover la instalación de su fábrica de cemento en Sevaruyo.
Sin embargo, hay posiciones de dirigentes potosinos que arguyen también su derecho propietario sobre el mismo cerro, señalando que los recursos naturales del Pahua deben también beneficiar a Potosí.
En la controversia de límites una tercera posición alude a la ubicación compartida del cerro de referencia, quedando por establecer definitivamente la proporción jurisdiccional que corresponda a cada departamento, de modo que con los documentos que poseen sus autoridades “originarias” y las políticas de ahora pueda establecerse con absoluta claridad tal pertenencia.
Pero no es sólo ese recurso natural, se habló también de la existencia de uranio, precisamente en la misma zona de conflicto, aunque seguramente bajará la presión dadas las condiciones de inviabilidad de explotar ese recurso que evidentemente existe, pero en tan mínima proporción que no vale la pena ninguna inversión. Por supuesto que el asunto no está cerrado con esa opinión del actual Ministro de Minería ya que por tratarse de un mineral estratégico merece un convencimiento profesional de alto nivel, que seguramente se buscará más adelante.
Finalmente están las tierras aptas para el cultivo de la quinua, el ahora famoso “grano de oro” que los bolivianos consumimos en poca escala y que sin embargo es requerido con ansiedad en mercados externos de Europa y Estados Unidos. Ese problema de tierras parece el de más fácil solución pues sólo dependerá de establecer la correcta jurisdicción territorial y los productores de ambos lados tienen el derecho de cultivar, procesar y exportar la quinua que sea cosechada en sus terrenos reconocidos.
Como se puede observar el caso limítrofe en el Norte de Potosí y el Sur de Oruro, tiene particulares connotaciones y por tanto una especial controversia que debe ser tratada en su justa dimensión, con el mayor tino posible de los mediadores y verificando en cada caso y circunstancia los documentos que sean presentados y que justifican pertenencias territoriales.
Autoridades de todo nivel más los técnicos del IGM, los representantes originarios y los dirigentes cívicos tienen la obligación de avanzar en la búsqueda de soluciones amigables y satisfactorias, pero de una buena vez.
Fuente: La Patria
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.