Estallido social en la región

Se trata de la región centro y sudamericana, donde los conflictos sociales han derivado en serios enfrentamientos con saldo de víctimas fatales, muchos heridos y una inmensa cantidad de presos políticos, estos últimos soportando la ira de gobernantes que no admiten críticas a sus planes de trabajo, en muchos casos con una extensión arbitraria de tiempo y espacio, en el usufructo del poder, vulnerando leyes y derechos humanos, lo que motivó un estallido social que se prolonga por muchos días.

México, Honduras y Nicaragua se sumaron a la corriente de ingobernabilidad que tiene como latente ejemplo a la muy lastimada hermana venezolana, complicando a su vecina Colombia y en la ruta de bajada, también Ecuador sufre problemas internos que no están siendo solucionados, mostrando lo que se arrastra desde arriba y que tiene que ver con los intereses de ciertas corrientes que se autodenominan socialistas o de izquierda y que son típicamente las que ocasionan caos, por la resistencia civil a las transgresiones de justicia y libertad.

El tema regional ha descendido geográficamente a la parte sur del continente, donde si bien, Argentina ya tenía problemas por las restricciones en su economía, vislumbrando un arreglo con nuevas elecciones, que por supuesto no parecen ser parte determinante del cambio de frente económico que allí se confronta. Pero lo llamativo de la región es que Chile, el país que se mantenía con ciertos aires de seguridad en el desarrollo de su administración, se convierte repentinamente en el país de mayor convulsión, por el violento rechazo de la población a una elevación tarifaria en el sistema del metro chileno, medida que no fue aplicada, retrocediendo el mandatario en su decisión, pero sin poder evitar algo que "se estaban guardando los chilenos", que ahora tienen un pliego de peticiones que deberá atenderse con prisa y sin pausa. En el caso chileno la protesta y la resistencia policial ha generado víctimas fatales y esa es otra causa de crítica al gobierno de Piñera, que no esperaba un estallido social de incontrolables proporciones.

En la misma zona sur del continente está nuestro país, donde también se confrontan problemas, en este caso, como parte de una reacción ciudadana ante algunas irregularidades atribuidas al Tribunal Supremo Electoral, en materia del conteo de votos, tras la elección nacional del pasado domingo y que en tres instancias diferentes permitió "avizorar" el cumplimiento de una "segunda vuelta" electoral, lo que se alteró después con otro recuento de votos, declarando ganador al binomio oficialista, situación que a su vez observa la OEA en calidad de organismo veedor de las elecciones en Bolivia y sugiere una segunda vuelta, que rechaza el partido oficial, situación que mantiene abierto un espacio de incertidumbre, ante anuncios de paros y bloqueos en todo el país y que hace presumir alteraciones del orden constituido en la última semana de octubre.

La situación está planteada de ese modo en el contexto regional centro y sudamericano, donde indudablemente hay muchos intereses en juego, algunos más políticos que otros, pero en conjunto, mostrando el criterio de la vecindad de esta parte del mundo, donde la gente quiere vivir en paz, pero los líderes políticos con tendencias extremas se ocupan de promover instancias de enfrentamiento para culpar a los archirrivales del imperialismo, en realidad la causa y efecto del malestar social de la región.

En todos los casos la mayoría de vecinos, busca paz y armonía, libertad y justicia, respeto a la democracia y los derechos humanos, pero todavía hay políticos de ideas extremas que alientan el estallido social en los países de la región, en lugar de fortalecer su integración, por la vía del diálogo para consolidar su fuerza continental.