Necesario reajuste de la economía

Binomio que asuma gobernabilidad del próximo periodo en la conducción del Estado, sea el que fuese, dadas las condiciones que aún se debaten en el orden político, tendrá que asumir la enorme responsabilidad de aplicar - sí o sí - un plan de reajuste económico en el sistema financiero nacional, dadas las condiciones en que actualmente se desarrolla este delicado rubro que es parte de un proceso de "larga data", pero que, con los mismos administradores o con renovados actores, deberá enfrentarse la cuenta nacional que está en cifras rojas, lo que señala un latente peligro en la administración de nuestros recursos financieros, incluyendo las reservas y reconociendo las deudas.

Por supuesto que en el caso de darse la continuidad gubernativa, persistirá también la habilidosa tarea de "disfrazar cifras" y mostrar lo que ha estado sucediendo, como un factor regular y que no entraña riesgo en las cuentas del Estado, sin embargo, los economistas entendidos en la materia, señalan, que una cosa son esas cifras y otra es la realidad en la que se desenvuelve nuestra economía, confrontando variables importantes que siendo parte de un proceso de cambio en la economía de toda la región, no podía excluirse a nuestro país, aún considerado por ciertos organismos internacionales como "líder en el crecimiento de países de la región", lo que sólo implica un referente numérico, pero en ningún caso una garantía de seguridad financiera.

Dadas esas condiciones, los expertos señalan claramente que " hay cifras rojas en la economía boliviana", luego de 13 años de un sistema de gobierno que deberá ser objeto de un necesario reajuste para reducir el déficit fiscal y comercial, recomponer las reservas internacionales, empezando por reducir también los gastos administrativos, poniendo mayor atención en las cuentas negativas, a través de una política de reajuste que implique revisar el tipo de cambio de nuestra moneda y el dólar y evitar que la deuda externa siga creciendo. Esas ya son medidas drásticas que deberán afrontarse en la gestión venidera.

Los observadores del proceso, tomando en cuenta el movimiento de nuestras finanzas pero desde el ángulo realista y no en una visión ficticia de política estatal, consideran que "gobierno que asuma el mando tendrá necesariamente que aplicar medidas urgentes para evitar el despeñadero de nuestra economía", algo que no puede mantenerse en una posición de ficción irresponsable y de peligrosas consecuencias, más pronto de lo esperado.

Un destacado profesional economista, señala que "el crecimiento de la economía nacional ha generado un déficit fiscal que en la gestión pasada llegó al 8% del PIB y que en la actual se prevé aumente complicando el proceso de reserva fiscal. A propósito, se revela que las reservas estratégicas hasta el año 2014, gracias a los buenos precios de las materias primas, especialmente gas y minerales, llegaron a 15 mil millones de dólares y que en la pasada gestión del 2018 bajaron a 8.900 millones y hasta septiembre del presente año (2019), es apenas de 7 mil 656 millones de dólares, más del 50% de reducción en ese rubro estratégico para la seguridad financiera nacional.

En el caso de la deuda externa se asegura que la misma subió a los 10 mil 747 millones de dólares hasta agosto pasado y los créditos aprobados en el Legislativo subirán en la gestión a 11 mil millones de dólares. Hay que añadir de manera sencilla que en los últimos 6 años, el crecimiento nacional bajó de 6,83% el 2014 a sólo 4,22 % el 2018, lo que se comprueba con las proyecciones de organismos internacionales que apuntan un menor crecimiento en la presente gestión de sólo 3,9%, pero en el ministerio de las maravillas financieras, se apunta un crecimiento del PIB de 4,5%.

Lo cierto es que hay problemas en nuestra economía y cualquiera que sea el gobierno venidero, se hará necesario un reajuste en la administración de nuestras finanzas.