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Sábado 26 de octubre de 2019

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Revista Tu Espacio

ODONTOLOGÍA

Cómo cuidar la mandíbula, y su articulación única

26 oct 2019

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Abrimos y cerramos la boca unas 5.000 veces al día y la articulación temporomandibular (ATM), que une la mandíbula inferior con el hueso temporal del cráneo, es la que lo hace posible. Investigadores aseguran que hasta el 70% de la población padece en algún momento problemas en ella, problemas que cursan con chasquidos, dolor facial o dificultad para masticar. Hay varias causas que pueden provocar ruidos al abrir la boca; una de las más frecuentes es el desplazamiento del menisco que hay dentro de esa articulación. Otra causa frecuente es la subluxación mandibular por una apertura excesiva de la boca o, en ocasiones, una hiperlaxitud articular.

Decir que alguien rechina los dientes, describe algo de lo que pasa en el cuerpo de una persona que pasa un momento de fuerte tensión. Claro que, cuando deja de ser circunstancial y se convierte en un hábito, esa actitud puede enfermar la articulación de la mandíbula, lo que se nota por síntomas como el dolor en los músculos masticatorios o ruidos tipo "clic" al abrir la boca. Este síndrome se llama patología de la articulación témporo-mandibular, y tiene bastante que ver con el estrés, que suele causar la repetición de hábitos perjudiciales como el mordisqueo de labios o el mismo "apretamiento dentario" (denominado médicamente bruxismo). Esta patología afecta más mujeres que a hombres, en una proporción de 4 a 1, y que suele aparecer entre la segunda y la quinta década de vida. También pueden sufrirla niños y ancianos, pero con menor frecuencia.

Decir que alguien rechina los dientes, describe algo de lo que pasa en el cuerpo de una persona que pasa un momento de fuerte tensión. Claro que, cuando deja de ser circunstancial y se convierte en un hábito, esa actitud puede enfermar la articulación de la mandíbula, lo que se nota por síntomas como el dolor en los músculos masticatorios o ruidos tipo "clic" al abrir la boca. Este síndrome se llama patología de la articulación témporo-mandibular, y tiene bastante que ver con el estrés, que suele causar la repetición de hábitos perjudiciales como el mordisqueo de labios o el mismo "apretamiento dentario" (denominado médicamente bruxismo). Esta patología afecta más mujeres que a hombres, en una proporción de 4 a 1, y que suele aparecer entre la segunda y la quinta década de vida. También pueden sufrirla niños y ancianos, pero con menor frecuencia.

CUIDANDO EL MENT?N

En los chicos, una de las causas más frecuentes de la aparición de la patología de la articulación témporo-mandibular es la de golpearse el mentón. Estos golpes pueden no ser tan ´inocentes´ como se cree, y por eso es muy importante estudiarlos. Pueden afectar el cóndilo de la mandíbula, que es el centro de crecimiento de esa zona; lo central del tratamiento es evitar que el muchacho tenga después falta de desarrollo mandibular o una asimetría facial.

Tanto en jóvenes como en adultos, el tratamiento para la patología de la articulación témporo-mandibular se inicia en los casos más leves con la toma de analgésicos y antiinflamatorios, además de la aplicación de kinesiología sobre los músculos de la masticación y la cintura escapular (que se realizan en el área de Medicina Física y Rehabilitación). En casos más avanzados de la enfermedad se utilizan con buenos resultados procedimientos ortopédicos, que son distintos dispositivos en general removibles, que se colocan «en la boca con la función de reubicar adecuadamente las estructuras que componen la articulación de la mandíbula, durante por lo menos 90 días. Para corregir casos de patología más complicados, se recurre a la cirugía especializada, aunque, la gran mayoría de los pacientes mejora con los tratamientos no quirúrgicos.

En todo caso, no hay que olvidar que la mandíbula es una parte de la anatomía humana sometida a cientos de movimientos por día. Estar alerta ante molestias que aparecen allí permite actuar a tiempo, buscando las causas entre las más comunes: Hábitos (mordisqueo de labios o carrillos, bruxismo), golpes en el mentón, dolor (o zumbidos) de oídos, dolores de cabeza frecuentes (de un solo lado de la cara), ruidos tipo clic al mover la mandíbula, sensación de traba al abrir la boca, entre los más comunes.

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