Tras la jornada de elecciones que se desarrolló en un ambiente de tranquilidad nacional, se desató la furia ciudadana el dÃa siguiente de elecciones, todo debido a un insólito cambio de cifras que alteró sustancialmente un porcentaje inicial sobre el resultado que determinaba una segunda vuelta, con la que aparentemente estaban de acuerdo "moros y cristianos", por lo menos en el entendido de que se respetaba el voto ciudadano, es decir la voluntad del electorado.
Era evidente que no se debÃa tener absoluta seguridad en un primer resultado, pero tampoco se podÃa pensar en un cambio radical de cifras, luego de haberse conocido resultados en más del 85 por ciento de recintos y entendiendo que el conteo de votos provenientes del área rural, no alterarÃan sustancialmente el esquema observado de un cambio conductual en el voto ciudadano.
Con esa decisión parecerÃa que el tema electoral en el paÃs está resuelto, las cifras no podrán ser "replanteadas" y es prácticamente imposible que el TSE, aumente más votos al segundo partido en el resultado electoral, por lo mismo, lo que se ha publicado hasta ahora serÃa lo definitivo, "oleado y sacramentado", aunque la frase nos permite señalar que el criterio de la Iglesia Católica, no está segura de los resultados que han sido divulgados.
A no dudarlo, las reacciones del electorado que se siente defraudado en una instancia poco clara del cómputo oficial y que deja al descubierto "alguna deplorable actitud" de sus autoridades que determinaron la renuncia irrevocable de su vicepresidente, que entre lÃneas o mejor palabras, dejó traslucir una abierta discrepancia en la cúpula del TSE, lo que demuestra irregularidades en un crÃtico momento del proceso electoral.
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