El espejismo de las multitudes (3625 cc)

Desde que en Managua vi multitudes gritando consignas en favor del FSLN, desconfío profundamente de ellas.

Los sandinistas iban a la reelección, Ortega y Ramírez era el binomio ganador. La oposición se agrupó alrededor de la viuda de Chamorro, una familia de periodistas y publicistas dividida entre sandinistas y chamorristas. El último día permitido por la constitución, miles y miles de provincianos llegaron a la capital, además de los citadinos y personalidades como Bianca Jager para apoyar al FSLN y perdieron la elección.

No eran las mismas multitudes, pero se parecían mucho a la nicas, esta vez eran peruanas, las ví en 1990. Todos pensamos que el novelista ganaría en la primera vuelta y � ¡esas multitudes! Votaron por el desconocido y ganó Fujimori.

Xavier Gorostiaga (1937-2003) sacerdote y sociólogo con quien conversé muchísimas veces, al día siguiente de la derrota sandinista me explicó el fenómeno güegüense.

"En 1522, aproximadamente, el capitán de conquista Gil González Dávila se topó en la región con la tribu local encabezada por el cacique Diriangén. Los indígenas recibieron cortésmente a los extranjeros y escucharon sus demandas que incluían el sometimiento a la autoridad de la colonia española y la conversión al cristianismo; pidieron un breve tiempo para considerarlas y al volver arremetieron con furia contra el invasor".

El Güegüense en un drama satírico, la primera obra teatral de Latinoamérica que representa ese juego de máscaras que ocultan la tristeza con la alegría o la furia con la paz.

Ese carácter psicosocial no es sólo latinoamericano, pues esas multitudes las he encontrado en algunos países del medio oriente y en los exsocialistas.

En Polonia, días antes de las elecciones (13/10) esas multitudes parecían haber arropado la idea de la oposición, una convergencia entre socialdemócratas, liberales (Coalición Cívica) por lo menos en las ciudades. Sabían que iban a perder frente a los EU-escépticos y ultraconservadores de PYS, pero, esas multitudes apostaban a quitarle los dos tercios en el parlamento. A veces las oposiciones se conforman con horadar un poquito del granito del poder, pero esas multitudes no votaron por la Coalición Cívica.

La oposición húngara ganó en la capital en las elecciones municipales, un termómetro de lo que puede pasar en las elecciones nacionales. Igual que la comuna de Estambul (es un kurdo el alcalde). Entonces aparecen las multitudes que nos confunden y nos "hacen creer" que abandonarán al mandamás de turno.

Multitudes que prometen apoyar, pero a la hora de depositar su voto lo hacen por la seguridad, el inmediatismo económico, el miedo al cambio, en algunos casos la religión que los obnubila y no les deja diferenciar entre creer y saber.

Si por facilidad de una crónica le llamo a la "traición, la hipocresía y la falsedad" fenómeno Güegüense, copiando a mi amigo Xavier, es para explicar un fenómeno psicológico común en países en el respeto quiere decir miedo, el que tiene miedo no es libre. Tiene su origen en el miedo al padre/madre, que se transforma en miedo a la autoridad y en el oculto odio de clase o de etnia o en el arribismo y oportunismo de aparecer junto a quienes se admira y se odia al mismo tiempo. Miedo a perder el trabajo, miedo a ser excluido del rebaño de amigos. Y, para no mostrar ese miedo se miente.

Por todo esto no creo en las encuestas de los expaíses socialistas y tampoco en las de América latina.

Ojalá me equivoque y haya visto estos fenómenos con ojos pesimistas, pienso que la única manera de combatir esos miedos es aprender a ser libres desde niños.