La evolución de los golpes en Bolivia

Partamos de un principio, aunque sea vetusto sigue vigente y, por tanto, vale. Un filósofo de la Grecia antigua, Heráclito de �feso, dejó sentado que la verdadera naturaleza de la realidad es el movimiento, el cambio. Es conocida aquella frase de que no podemos entrar dos veces en un mismo río; las aguas que arrastra la corriente siempre son otras; nunca dos veces la misma.

La campaña, como bien sabe la opinión pública, ha sido este año muy movida y cambiante como las aguas del filósofo mencionado; con actores de distinto color, signo y mensaje. Y por eso mismo ya no fue ninguna sorpresa que de la sombra se desprenda algún fantasma llamado "golpe de Estado". Esa fue la novedad en medio de la algazara ruidosa de la propaganda política. Pero es un error el creer que ese fantasma proviene de la oposición, porque ésta es incapaz de semejante proeza. Las ocho o nueve famélicas "juntuchas", llamadas por antonomasia "partidos", ni soñando realizarían nunca esa aventura.

En estos años turbios que corren, un periodista le preguntó a una socióloga si podrá haber un golpe en Bolivia; a lo que ésta respondió: "No, no puede haber, porque las condiciones no están dadas". Claro, al estilo tradicional, con ruido de sables en los cuarteles, con tanques y tanquetas de asalto en las calles, para esa clase de "golpe" no hay ciertamente condiciones. Pero sí hay para otro tipo de golpes, de esos que llevan al Palacio sin disparar un tiro. Antes, desde la calle se promovían los golpes para desplomar a los tiranos; ahora desde el palacio se preparan golpes contra la rebelión de las masas en las calles.

Contradiciendo a Melgarejo en aquello de que "Confianza ni en la camisa", en cuanto hace a los plomos de los cuarteles, no es necesario ningún cuidado ni temor. Ellos tienen ahora una perspectiva buenísima en su carrera; las fábricas, las industrias, las embajadas, etc., les está esperando, sin golpes ni ruidos. Además, en ese otro orden de cosas, en el de liquidar lo más eficazmente posible al enemigo, por ejemplo, ya no hay oportunidad. Los tiempos han cambiado; ahora la quietud y el silencio son tan efectivos como las balas. Con sólo echar flores de vez en cuando al ídolo, es más que suficiente.

El otro día, los que calcularon 37 años de antigüedad a la vigencia de la democracia, incurrieron en un grave error. La democracia dejó de existir el 4 de diciembre del año pasado, como efecto del golpe que le asestaron sus enemigos. En esa fecha, juntos: oposición y oficialistas, se lanzaron al ruedo electoral por la puerta falsa llamada "primarias. Lo de octubre, como dijimos antes, no es más que una parodia. Por sus características no será una elección. El candidato más próximo a disputar el poder se ha convertido en un símbolo de rechazo a las pretensiones de una dictadura solapada. Usted que es parte del soberano, con su voto el domingo tiene el poder en sus manos.

*Es ciudadano de la República