Loading...
Invitado


Jueves 10 de octubre de 2019

Portada Principal
Editorial y opiniones

EDITORIAL

Defendiendo la democracia

10 oct 2019

Fuente: LA PATRIA

Este 10 de octubre se cumple 37 años de ese histórico día en que nuestra Nación retornó a la Democracia, restituyendo el sistema de reconocer autoridades elegidas por el pueblo a través del voto y en pleno respeto a la Constitución Política del Estado (CPE), instrumento aún sin cambios que permitió poner punto final a un largo proceso de inconstitucionalidad, autoritarismo y vejámenes contra la sociedad civil.

La historia nos recuerda que en 1982, el último presidente de un régimen militar, Guido Vildoso, entregó el mando presidencial a un mandatario democráticamente electo que fue posesionado por el entonces presidente del Senado, Julio Garret Ayllón, la banda y la medalla presidenciales se restituyeron a un presidente legalmente electo, entonces el Dr. Hernán Siles Suazo.

El hecho que señalamos tiene especiales connotaciones, por una parte la decisión del último gobernante castrense que dando muestras de respeto a la institucionalidad, promovió el restablecimiento de la legalidad constitucional. Un Congreso vigente apoyó el tratamiento de devolver a Bolivia su condición de Estado democrático libre y soberano, una instancia que había sido alterada por una secuencia de golpes de estado que a su turno permitieron el desfile de militares por las instalaciones del Palacio Quemado, acompañados en algunos casos por políticos civiles que conspiraron contra la leyes bolivianas.

El hecho que señalamos tiene especiales connotaciones, por una parte la decisión del último gobernante castrense que dando muestras de respeto a la institucionalidad, promovió el restablecimiento de la legalidad constitucional. Un Congreso vigente apoyó el tratamiento de devolver a Bolivia su condición de Estado democrático libre y soberano, una instancia que había sido alterada por una secuencia de golpes de estado que a su turno permitieron el desfile de militares por las instalaciones del Palacio Quemado, acompañados en algunos casos por políticos civiles que conspiraron contra la leyes bolivianas.

Por supuesto que el retorno a la democracia, no fue un hecho de sencilla transferencia de símbolos y designación de nuevos gobernantes, la sangría que se había producido en las Arcas del Estado, dejó un país en lamentable crisis económica, que fue la parte más dura de la reconstitución democrática del gobierno nacional. Se produjeron cambios de emergencia, se dispusieron medidas extremas para recomponer la deteriorada economía de Estado. El pueblo entendió las circunstancias y se sobrepuso a la crisis, anteponiendo el deber patriótico y solidario de un sacrificio general en defensa de la democracia.

Han transcurrido 37 años y si bien en ese largo periodo no se ha presentado intentos golpistas desde los mandos castrenses, es difícil negar que los gobernantes del periodo constitucional vigente, hubieran dirigido la nave del Estado en aguas calmas y con rumbo definido hacia objetivos que liquiden injusticia, intolerancia, prepotencia, inmoralidad en diferentes grados y soberbia en iguales condiciones, por lo mismo el camino de la democracia, por el que transitan los gobernantes no es llano completamente y sucede que en más de una década, la última, las condiciones políticas con variables significativas han permitido la continuidad de un esquema que en el último tiempo y ante un nuevo proceso electoral está observado y la suerte de su continuismo se jugará el 20 del mes presente.

La democracia como está establecida en la Constitución Política del Estado, es norma inalienable que respeta y defiende los derechos ciudadanos, la vigencia de la justicia y la libertad. Se cuenta también como parte del conjunto de beneficios sociales y el derecho de las personas de acceder a servicios de salud, educación, programas de asistencia social, especialmente los servicios básicos, y la libertad a expresar sus ideas, sin ninguna restricción.

Vivimos en democracia, pero necesitamos profundizarla con la práctica respetuosa de los derechos que nos asiste la Constitución, contenidos en la Carta Magna de la Nación. Parece redundante, pero es el extremo que otorga esa normativa de soberanía, libertad y justicia, en cualquier instancia de la vida pública.

Fuente: LA PATRIA
Para tus amigos: