Anomalía: una película boliviana que desafía la racionalidad

Anomalía es una nueva entrega del cine boliviano, que promete una perspectiva y posiblemente un rumbo distinto de nuestra cinematografía. Esta película destaca, no sólo por su calidad técnica en cuanto a fotografía, sonido y montaje, sino por una narrativa y guión bien estructurados que desafían la racionalidad y las creencias acerca de la vida, la muerte y el destino. En lo fundamental del argumento, podríamos pensar en la posibilidad de un viaje en el tiempo como una consecuencia del uso de un recurso tecnológico que acentúa el poder de la mente, como única fuente de energía que diseña la línea de nuestras vidas.

Es así que, Anomalía es una de las pocas entregas cinematográficas bolivianas que no se apoya en aspectos culturales y lingüísticos de nuestra identidad nacional, y que más bien, desarrolla su trama enmarcada en una cultura universal y un lugar geográfico global. La película, a diferencia de otras referencias bolivianas, no utiliza en la narrativa recursos históricos ni depende del morbo o del lenguaje vulgar, sino más bien, presenta un argumento existencial desafiante, de estructura narrativa abstracta que subyace en un drama amoroso obsesivo ocasionado por los recuerdos.

El film ocurre en un tiempo futuro, por lo que los recursos tecnológicos montados por el Director y la producción, hacen creíble la existencia de una empresa (Memorias Corp.) que presta a sus usuarios la posibilidad de "revivir" momentos de su vida pasada, siendo ese el marco en el que Ana María (Beatriz Spelzini); una mujer de edad avanzada, acude diariamente a recordar y revivir los momentos vividos con el amor de su vida que ya no se encuentra presente (Alessandro). Sin duda, la conducta obsesiva del personaje deja algunas preguntas abiertas: ¿el vivir en el pasado puede ser parte de tu vida actual? ¿El cerebro podría tener la capacidad de vivir los recuerdos como si volvieran a ocurrir en el presente, y es más, ser capaz de modificar esa línea de destino?

Es así que en el transcurrir de la historia, dos personajes complementan y se contraponen a la vivencia de Ana María y el argumento principal. Un técnico de la empresa: Nicola (Juan Pablo Barragán), que atraviesa una eventualidad fatal en su vida, cree en los viajes en el tiempo y en la posibilidad de cambiar la línea del destino con el poder de la mente, porque no acepta su realidad y lo que le tocó vivir. Por otro lado, Celia (Camila Rocha), una peluquera que tiene una vida dura y sin mayores posibilidades de éxito que ve la vida como algo que "le ha tocado vivir".

En el desenlace de la película, Ana María a través de su interacción diaria con la máquina de los recuerdos logra desencadenar una anomalía que provoca que varios sucesos cambien la línea del destino, no sólo de ella y su vida junto a Alessandro, sino también la línea de vida de las personas de su entorno. Al final, se sobrevienen hechos y fatalidades que ocurren porque simplemente se desencadenó demasiada energía que cambió el tiempo, el espacio y las líneas de vida, o simplemente esos cambios en los hechos pasados coincidieron con un final, con el que muchos espectadores pueden no estar de acuerdo. Sin embargo, cabe destacar reiteradamente que el argumento esencial dejará sin aliento a muchos de los amantes del cine ficción con aire existencialista.

Por último, quiero destacar lo intrigante del contenido abstracto de la narrativa de esta entrega cinematográfica que nos deja varias preguntas abiertas: ¿Crees o no en el destino?; ¿El discurrir de tu vida ya está escrito?; ¿Puedes cambiar tu destino?; ¿Crees en el poder de la mente y que en ella y a través de ella se construye ese destino?

Si respondiste afirmativamente a alguna o a todas las preguntas planteadas, podríamos afirmar que tu cerebro es como una súper computadora que ya tiene programada tu vida y la va construyendo a medida que pasa el tiempo. Sin embargo, cualquier anomalía que permita retroceder el tiempo y cambiar un momento de tu vida, podría provocar cambios relativos en tu línea de vida y la de personas en tu entorno, sin que podamos adivinar o inferir el desenlace en tu vida presente y futura, ya que habrán creado nuevas líneas de vida. En la película, esta máquina de los recuerdos es como un catalizador que incentiva a una mente poderosa a crear tal cantidad de energía que logra cambiar tu realidad actual cambiando algunos acontecimientos pasados. Por lo tanto, si ocurre una "anomalía", el tiempo y el espacio sólo serán relativos al momento en el que tu mente se encuentra y percibe la realidad.

Por éstas y algunas razones más, les invito a ver un film, con una actuación casi impecable que incluye a un elenco internacional latinoamericano, con un montaje y recursos tecnológicos a la altura de la cinematografía mundial; y quizás lo más importante, con un guión y una narrativa intrigantes que desafían nuestra comprensión sobre la concepción de la vida y del destino, enmarcados en una visión futurista de ciencia ficción.

Anomalía, es una película dirigida por Sergio Vargas (boliviano) que promete muchos éxitos para la cinematografía boliviana y su ingreso en las salas del mundo globalizado.