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Sábado 05 de octubre de 2019

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Revista Tu Espacio

ODONTOLOGÍA

¿Qué es el esmalte dental, y cómo cuidarlo?

05 oct 2019

Por: Dr. José A. Canaviri Vigabriel - Exclusivo para Tu espacio

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E s el tejido más duro del cuerpo, pero a la vez debe cuidarse porque no se regenera. A pesar de la creencia común, los dientes no están formados por hueso. Es decir, los dientes no son huesos, sino que están formados por diversos tejidos mineralizados, y uno de ellos es el esmalte dental.

Concretamente, es un tejido formado por hidroxiapatita y proteínas (en muy baja proporción). Lo más curioso, y lo que quizá ha hecho creer a mucha gente que en realidad es un hueso, es que el esmalte es el tejido más duro del cuerpo humano. Esta dureza tan asombrosa se la proporciona la hidroxiapatita, que es el mineral más duro del cuerpo humano.

El diente está formado por tres capas principales: la capa externa llamada esmalte, la capa intermedia llamada dentina y la interna, denominada pulpa.

El esmalte dental es una capa de dos a tres milímetros de espesor que recubre a todos los dientes, pero solamente en su porción visible. El esmalte es translúcido e insensible al dolor, pues carece de terminaciones nerviosas.

La dentina es la capa que está por debajo del esmalte y es la responsable del color del diente. Sus propiedades son: color-radiopacidad-traslucidez-elasticidad-dureza-permeabilidad.

Debajo de la dentina, está la pulpa, formada por un tejido suave que contiene el paquete vasculonervioso del diente, formado por nervios, una vena y una arteria. Sus actividades son: inductora de la temperatura-formativa-nutritiva-sensitiva-defensiva-reparadora.

Como el esmalte dental es translúcido (casi transparente, con ciertos tonos de gris azulado), el color que vemos en nuestros dientes en realidad es el reflejo de la dentina.

A pesar de que hemos dicho que el esmalte es el tejido más duro del cuerpo humano, en realidad es muy frágil, y precisamente, por su composición química, el esmalte dental es muy sensible a las bacterias. Las bacterias que colonizan la superficie de los dientes se alimentan de carbohidratos que ingerimos y producen sustancias ácidas como desecho. Estas sustancias ácidas son particularmente perjudiciales para el esmalte, pues por su culpa se pierden minerales y se deteriora el diente. La caries, de hecho, es una enfermedad caracterizada precisamente por la destrucción de los tejidos del diente como consecuencia de la desmineralización provocada por los ácidos que genera la placa bacteriana.

Por esa razón, para cuidar y mantener el tejido más duro de nuestro cuerpo, hemos de ser cuidadosos con su higiene, pues es la mejor forma de evitar que se produzcan los ácidos de desecho de las bacterias.

Además, el gran problema del esmalte dental es que no es capaz de regenerarse. Por ello, nos enfrentamos a un daño permanente cuando el esmalte dental sufre algún deterioro. Por ejemplo: cuando es eliminado por la caries dental, cuando se rompe durante algún golpe en nuestros dientes, cuando se desgasta por rechinar los dientes, etc. Y, en caso de desgaste, ya sólo es capaz de restaurarse asistido por técnicas odontológicas, como reconstrucciones, carillas o coronas de recubrimiento total.

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