Sábado 05 de octubre de 2019
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El ulular de los vientos en los desfiladeros
y las blancas nevadas cumbres en los cerros,
una voz ahuecada susurra y sesea
al futuro, mientras el bosque arde.
Crepitando con voces calcinadas y roncas,
en quejas, llantos lastimeros y lamentos,
lamiendo los bordes del arco profundo
del domo sidéreo, rojizo y candente.
En aquel cielo teñido de sangre y de muerte.
Mientras los vientos con voces ahogadas gimen,
las cumbres deshielan como lágrimas de llanto
porque está el bosque herido de muerte.
Huyeron aterradas bandadas de pájaros,
dejando en los nidos sus niños polluelos,
y rugieron las bestias clamando justicia al Dios
de los cielos. Qué mano asesina tan llena de odio.
Encendió el fuego que corrió en el bosque
en volcán de llamas, en vórtice, quemando la vida,
muriendo de a poco también el planeta,
la tierra, tu casa, mi casa.
Aquel cementerio que dejó el incendio,
troncos devastados como torsos truncos en mudo silencio,
y ramas de árboles que fueron floridos,
son hoy yescas secas, como brazos y manos negras.
Fuente: Por: Elba Mejía Arce