Como estamos absorbidos por esa parodia denominada "elecciones", no nos damos cuenta de que una espada de Damocles pende sobre nuestras cabezas. Los candidatos, mostrándose los dientes como fieras, corren tras la conquista del poder. Practicamos un existencialismo brutal, sin porvenir ni memoria. Nos interesa explotar el presente; nos importa muy poco el futuro. El tipo humano que se veía venir ya está aquí; es de mirada tubular; ha perdido la visión de la perspectiva total. El filósofo Will Durant tenía razón.
Ante una legión de sordos, la voz solitaria y desesperada de Greta Thunberg sonó como un clamor en el desierto. Se la vio con una expresión de angustia en el rostro y los ojos llenos de lágrimas. Pero ya era tiempo de que alguien alertara del peligro que corre el mundo y la humanidad. Es una adolescente de 16 años que tuvo el valor civil de interpelar a los líderes del mundo, reunidos no hace mucho en la Cumbre de la Acción Climática. ¿Para qué sirven las cumbres? Para poca cosa, para nada; los asistentes se saludan, se abrazan, pasan un momento feliz, y luego se van. Quizá esa experiencia repetida le dio las fuerzas para actuar.
Representa a la nueva generación que resueltamente defiende la integridad y el equilibrio del planeta. "Yo no debería estar aquí - dijo - yo debería estar en la escuela, del otro lado del océano?" Apenas conteniendo las lágrimas, añadió: "Han robado mis sueños y mi niñez con sus palabras huecas?Estamos en el comienzo de una extinción masiva, y de lo único que ustedes pueden hablar es de dinero y de ganancias". Ciertamente, el dinero no es todo. Los países que contaminan el ambiente deberían buscar otras alternativas para el desarrollo de sus empresas. El cambio climático, como tema de preocupación, no es de estos años.
Greta sabía que en ese conjunto heterogéneo había naciones poderosas y también de los otros. La actitud solapada de unos y la postura ambigua de los demás rebasó su paciencia. Escuchó decir que "Bolivia está comprometida con los derechos de la Madre Tierra, con la lucha contra el cambio climático". Y sin embargo, la realidad revela una situación distinta. Desde hace casi dos meses el bosque seco tropical de Chiquitanía sigue ardiendo; no es verdad que hubo "una respuesta rápida y eficaz". Las normas permisivas que alientan la comisión del delito no se han abrogado; el gobierno se resiste a hacerlo. Ante tanta mentira, como esta de Bolivia, exclamó Greta, indignada: ¡Cómo se atreven!
El Papa Francisco compartió el descontento de Greta y calificó de "vago" el discurso de las conclusiones con que se cerró el evento. Y en verdad, nadie asumió un compromiso concreto y serio, ni siquiera China, el país más contaminador del mundo. Kioto, París y Nueva York, son hitos de la amarga frustración, y un motivo que promueve la rebelión de los jóvenes.
En la década del 60 hubo un movimiento similar. Los jóvenes de entonces salieron a las calles a gritar su rebeldía para que otros sordos les escuchen.
*Es escritor
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