El parque infantil "9 de Abril" entre el lujo y la tristeza

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Una tarde de primavera, una de las primeras de esta estación, invitado por el astro rey, llegamos hasta el parque infantil "9 de Abril". Esta fecha para quienes no lo recuerden, tiene que ver mucho con la Revolución de 1952, cuando el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) asumió el poder con Víctor Paz Estenssoro con el apoyo de la clase proletaria, campesina y las famosas milicias.

Fecha que fue el inicio para una transformación nacional con sendas normativas que darían al país un nuevo sentido de vida con la Reforma Agraria, bajo el concepto de la "tierra es para quien la trabaja". El voto universal, entre otros.

Pero, no estamos para hablar de historia, sino para dejar que el niño que llevamos dentro salga imaginariamente y por unos minutos se divierta en esa diversidad de juegos que se encuentran en ese parque infantil, que quizá lo hubiésemos añorado cuando éramos niños, pero apenas la ciudad tenía como principal centro el parque Bolívar, los demás eran una demostración del paupérrimo pensamiento de las autoridades.

Ahora ese parque concurrido por la clase infantil, acompañados de sus padres, hacen que la diversión esté a flor de piel, aunque ocultos de la cámara, quizá por miedo a ser identificados ante tanta ley que los protege.

En esa primera parte, los juegos son para quienes apenas llegan hasta los seis e incluso siete años, ya que más hacia el este están otros juegos adecuados para niños de mayores y cuyo grado de dificultad es mayor.

El césped, invento del hombre, porque es sintético, por lo menos permite simular que hay colorido en el lugar, cuyo espacio fue aprovechado al máximo y en toda su dimensión, porque hacia el sur se habilitó entretenimiento para jóvenes y adultos con una serie de máquinas que permiten hacer ejercicio, o simplemente ocultarse entre los árboles para enamorar y ser felices por unos minutos con la persona que por azares del destino flechó el corazón incauto.

La idea es seguir disfrutando de esos juegos, aunque por el descuido o la falta de educación de algunos visitantes, a esos equipos ya les faltan piezas para funcionar como debieran y lo hicieron a un inicio.

Sin embargo, esa felicidad o alegría de diversión se vio empañada por el comportamiento de la gente, cuya educación deja mucho que desear, ya que como si se hubiesen puesto de acuerdo, decidieron adornar el césped sintético con sus desechos, situación que hace ver que la incultura ahora es una constante en la población que perdió el Norte de saber que hay un lugar para cada detalle.

En fin, ese aspecto origina que el paseo debe terminar y una vez más nos hace pisar tierra, para darnos cuenta que esta realidad no cambiará.

Fuente: LA PATRIA