Con las cosas a la inversa

Hay cosas que salen del marco de lo real, de lo comprensible y lo posible, entonces se convierten en cosas que van a la inversa o como algunos analistas lo señalan, en materia política, las acciones van al revés o como dice la canción infantil "estamos en la Villa de Aranjuez donde las cosas van al revés" y como muestra está una insólita posición de un candidato que asegura tener el voto mayoritario y aún en tal extremo propone abiertamente por quien NO votar, cuando podría afinar su puntería electoralista y sugerir que más votos apoyen su postulación. No resulta insólito el ejemplo que mostramos, pues ahora se dan condiciones tan contradictorias que hasta en el frente de supuesto respaldo ciudadano, se instruya, por quien no hay que votar, sin tomar en cuenta que estamos en el país de hacer justamente lo que nos digan que no hagamos�el riesgo es del político incrédulo, allá con su campaña al revés.

En este proceso electoral que inexorablemente se dirige hacia el 20 de octubre, hay cosas que extrañan y que sin embargo se están convirtiendo en parte de las campañas que empezando por el oficialismo se realizan con inusitada frecuencia a título "de hacer gestión" y entregar obras a diestra y siniestra, mientras en el sector de la oposición todavía hay resabios de cierta intolerancia, de tozudez y caprichosa posición triunfalista, cuando en los hechos, no se dan las condiciones para obtener victorias, si no es por la vía de unir fuerzas deponiendo intereses sectarios. No es posible ir contra la corriente.

La falta de información que permita escuchar y valorar las propuestas políticas, es una de las limitaciones del actual proceso, excepción hecha del binomio gobernante que tiene todo el aparato estatal de comunicación, a su disposición, en tanto que los otros competidores deberán ganarle al tiempo, para alcanzar a promover sus propuestas, una tarea en la que varias "tiendas" políticas, no alcanzan a ofrecer su mercadería y menos a venderla.

La gente que realmente piensa en el proceso electoral, en su participación como persona y la influencia como familia, no entiende cómo pueden darse todavía situaciones tan oficiosas, porque no son resultado de mínima consulta, pero que llevan por camino equivocado a ciertos "seguidores" que sueñan con ventajas prometidas, pero sin darse cuenta que en la medida que se dispersen los votos, su posibilidad de sacarle tajada al proceso, es cada vez más lejana.

En otro temperamento del proceso eleccionario, sube y baja la temperatura, por una parte se avivan ciertas posibilidades de arreglar alianzas de "ultima hora", lo que respondería a un clamor ciudadano, pero por otra parte baja el calor electoral cuando candidatos de algunos movimientos ciudadanos se ocupan de "sacarle el cuero" al oponente, haciendo un juego a la inversa para mejorar la posición de un binomio que agradece tan buena voluntad.

Otro aspecto que nos muestra actitudes "contra ruta", son aquellas en las que ciertos candidatos más experimentados (no avezados), van a la contienda seguros de que "tienen el triunfo en la bolsa" y en esa posición descargan su parafernalia llena de insultos y denuncias en contra de sus rivales temporales, cuando la ocasión es todavía propicia para olvidar afrentas, aclarar ideas, deponer intereses y aglutinar esfuerzos en una sana competencia electoral que responda a las esperanzas e inquietudes de una mayoría ciudadana.

Con las cosas a la inversa es difícil que se avance en el cumplimiento de sanos propósitos democráticos que permitan al electorado, discernir con la oportunidad del caso sobre su responsabilidad de elegir la mejor opción para que el país se unifique y prospere, para que la decisión mayoritaria se respete en democracia y para que el resultado fortalezca y enderece el camino gubernamental, hacia objetivos de verdadera solidaridad.

Fuente: LA PATRIA