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Viernes 20 de septiembre de 2019

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Perspectiva Minera

Pobre inversión minera requiere fuerte financiamiento

20 sep 2019

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Lo que no puede negarse es que en el país se carece de una verdadera "política minera", un problema que se arrastra de muchísimos años y que lamentablemente no puede enmendarse porque faltan decisiones profesionales de autoridades nacionales.

Si no hay política minera, es difícil pensar en cambiar la caduca estructura de un ministerio de promociones, pero no de inversiones efectivas para favorecer la minería, peor aún en pretender captar inversiones, si no hay planes, tampoco reglas claras de juego para tentar la llegada de inversiones para la minería, mientras envidiables capitales se incorporan a los proyectos mineros del Perú, Chile y la Argentina los vecinos, en la competencia, pero además casos de Ecuador o Colombia donde hay más movimiento efectivo para promover proyectos mineros.

Para los analistas, es increíble que desde mayo del 2014, cuando en Oruro se promulgó la Ley 535 de Minería y Metalurgia hasta el presente, más de cinco años, no se pudo elaborar el reglamento de esa ley, tampoco se asumió definición en un apéndice de tal instrumento para definir una escala real, impositiva y de regalías mineras que garantice una justa recuperación de fondos y cuyo destino sea favorable al impulso de nuevos proyectos, partiendo además de un plan de garantías de seguridad jurídica y de incentivos para las grandes inversiones.

Para los analistas, es increíble que desde mayo del 2014, cuando en Oruro se promulgó la Ley 535 de Minería y Metalurgia hasta el presente, más de cinco años, no se pudo elaborar el reglamento de esa ley, tampoco se asumió definición en un apéndice de tal instrumento para definir una escala real, impositiva y de regalías mineras que garantice una justa recuperación de fondos y cuyo destino sea favorable al impulso de nuevos proyectos, partiendo además de un plan de garantías de seguridad jurídica y de incentivos para las grandes inversiones.

La seguridad del inmediato futuro de la sostenibilidad financiera del país. tiene que ser la minería productiva y la transformación del típico sistema de exportación de concentrados, por otro que sea resultado del avance tecnológico hacia la industrialización de nuestros minerales para que con valor agregado, recuperen el total de su precio que actualmente disminuyen los compradores en su provecho, restando ingresos a nuestra economía.

Quienes observan este proceso con el lente de la realidad y con mucha claridad, reconocen que el cambio no es simple, pero tampoco imposible, si se toma en cuenta que en algunos rubros se pueden dar avances de inmediato, pero asumiendo antes la necesidad de aprobar planes de financiamiento como los que necesitarán algunos distritos que puedan producir suficientes concentrados para que sean procesados en la fundición de Karachipampa, que por supuesto debe ser también habilitada convenientemente para producir lingotes de plomo y plata, posiblemente de otros minerales si nuevos proyectos son debidamente elaborados y financiados.

Sigue en la lista del futuro minero, el tema del zinc, la producción actual no es la mejor, pero aún así, implica un ingreso importante para la economía minera y se asegura que ese panorama cambiaría totalmente si se habilita una refinadora de zinc, una planta hidrometalurgica para lograr la separación de minerales y obtener un producto de calidad con valor agregado, que mejore sustancialmente la explotación, tratamiento y exportación de este mineral que tiene alta demanda internacional.

Con la visión ampliada del tema, ex autoridades del sector minero, convienen en señalar que si se disponen de suficientes recursos económicos y se aplican verdaderos planes de reconversión en nuestra minería, se logrará el cumplimiento de algunas metas prácticas en la obtención de metálicos (material fundido) de modo que no sólo exportemos el estaño fundido en Vinto, sino también, plomo, plata, oro y más adelante zinc, como objetivos de producción permanente y rentable.

Bajísima inversión

La situación actual de nuestra minería es poco menos que desastrosa, como la observan los entendidos, todo debido a la falta de política minera y consiguientemente a la carencia de emprendimientos que se presenten sostenibles en tiempo y espacio. Si no se aprueba una línea de importante sustento económico para el sector, ni duda cabe, el proceso minero seguirá debatiéndose entre lo poco que produce la agotada minería estatal y los "timoratos" proyectos del sector privado, debido a que estos últimos exigen reglas claras para mejorar las inversiones, seguridad jurídica y garantías para no perder bienes y capital.

Otro aspecto importante, y por supuesto que no es nada complicado, si se dan los lineamientos específicos y se los impulsa con respaldo profesional, se logrará la anunciada "reestructuración" de la Comibol, como un elemento ineludible para establecer una línea de producción y rendimiento aprovechando nuevos emprendimientos mineros.

Es muy clara la diferencia entre los países de la región, cuando se toca el tema de las inversiones. Nuestro país registra la más baja inversión, mientras que Chile, Perú, la Argentina y Brasil concentran las mayores operaciones mineras acudiendo por separado al flujo de capitales y el interés de grandes operadores que han cambiado en poco tiempo la imagen y figura competitiva minera de esos países, a los que hay que sumar con una diferencia de distancia, al Ecuador y Colombia, donde también se observa un enorme movimiento de capitales y tecnología minera.

La región en sí, es mineralizada, con increíble variedad de materia prima minera y "trabajada" con planes de importante inversión, traslado de gigante maquinaria, inclusión de alta tecnología y seguridad jurídica, establecida con mínimas variantes en cada caso, pero asumiendo responsabilidad que satisface las expectativas de Estado y empresas en cada uno de esos países, sólo el nuestro sigue rezagado y su minería dormida.

Como se observe el asunto, la minería boliviana es la de menor inversión, comparándola con las actividades de Chile y Perú y tomando en cuenta periodos tan próximos como el 2018 y la proyección al 2021, que implican un promedio anual de 6.925 millones y 3.437 millones de dólares respectivamente, para el periodo señalado, según el detalle de la Fundación Milenio. Las mayores inversiones de la región de manera global registrarán hasta el 2021 entre 3 mil y 6 mil millones de dólares, un movimiento inusitado de capitales empresariales para desarrollo de la minería en la región, en la que por supuesto no figura nuestro país, ni en mínimos proyectos mineros.

Este es el problema que merece un tratamiento especial que más allá de discursos y ofertas que no se cumplen, puedan abordarse con la claridad que necesita el tema de nuestra minería, que quiérase o no será el sustento futuro de la economía nacional.

Medios. Agencias.

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