Mi amigo ElÃas Vacaflor Dorakis escribió un artÃculo que presentó como ponencia en el III Congreso de Historia Gunnar Mendoza Loza realizado en Sucre a principios de este mes.
En ese trabajo presenta algunos documentos que prueban que la familia de la escritora Juana Manuel Gorriti ingresó a Bolivia por Tarija en noviembre de 1831 y permaneció hasta allà por lo menos hasta agosto de 1832, cuando ella se casó con Manuel Isidoro Belzu.
Afirma que durante ese breve periodo, más o menos nueve meses, la familia Gorriti ayudó a su subsistencia con la venta de empanadas que, por ser ellos de Salta, eran llamadas "salteñas". Agrega, por tanto, que ese es el origen de este alimento que ya ha rebasado nuestras fronteras y actualmente ya se vende en ciudades de Estados Unidos y el Reino Unido.
Con ese manuscrito, y una investigación de años que se extendió a otras comidas, Rossells demostró que la empanada boliviana es el resultado de las modificaciones que sufrieron, en el Potosà colonial, empanadas y pasteles españoles a los que se agregó ajÃ, papa y caldo, este último para evitar que esa comida se enfrÃe rápido.
Como se ve, entre 1831 y 1776 hay 55 años de diferencia pero, además, la empanada boliviana no apareció como tal en el siglo XVIII sino que el proceso para su transformación comenzó mucho antes, prácticamente cuando las comidas españolas comenzaron a llegar a PotosÃ, en el auge de la explotación de la plata. Lo que hizo doña Josepha, en 1776, fue recoger una receta que ya era conocida por entonces.
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