No es fácil ser transportista. Es una ocupación noble y al mismo tiempo sacrificada. Los caminos están en mal estado, la obligada y temporal separación de la familia, el mal compensado trabajo y el esfuerzo de recorrer cientos de kilómetros, no ayudan en mucho.
Llega un dÃa en que las fuerzas abandonan definitivamente a este esforzado compañero. Volver definitivamente al calor del hogar es la más grande de las retribuciones que pudiera recibir de sus familiares. Los suyos, lo verán como ejemplo de trabajador. No es suficiente. No se come del calor espiritual de la familia. Una mayorÃa de los trabajadores tiene derecho a una jubilación con su respectiva renta, Los transportistas no lo tienen. Sin embargo, es posible acceder a este beneficio.
Los afiliados de los sindicatos, federaciones y la Confederación Sindical de Choferes de Bolivia deben reflexionar sobre esta realidad. Los transportistas necesitan descansar sus dÃas de duro trabajo, cuando menos, con una renta digna, como premio a su abnegado servicio a la comunidad, a la integración de la patria.
Los afiliados de los sindicatos, federaciones y la Confederación Sindical de Choferes de Bolivia deben reflexionar sobre esta realidad. Los transportistas necesitan descansar sus dÃas de duro trabajo, cuando menos, con una renta digna, como premio a su abnegado servicio a la comunidad, a la integración de la patria.
Hay que decir que no todos los transportistas pasan por apreturas económicas y sociales, existen excepciones, pero amargas. Algunos que tuvieron la suerte, o la previsión, de prosperar, se han convertido en enemigos de su propia clase, de sus propios antiguos compañeros de infortunio. Los dirigentes del autotransporte departamental y nacional deben recapacitar sobre este tema para encontrar soluciones efectivas y rápidas.
Por lo que hemos logrado evidenciar esta triste situación de nuestros viejos choferes, sin amparo ni ayuda de los que se creen compañeros de clase o por quienes, cuando gozaban de fortaleza fÃsico mental, eran los que realizaban en momentos difÃciles para cimentar la existencia de sus sindicatos del transporte, teniendo como bandera la defensa y el bien de los que se encontraban aglutinando en el gremio, injustamente combatido por una sociedad incomprensible de aquellos tiempos.
Gracias a los viejos dirigentes y transportistas de base, hoy existen mejores condiciones de vida que antes.
De esa manera se ha coadyuvado al progreso de nuestra organización.
Esperamos que esa vocación de servicio, al sindicalismo honesto y honrado con el propio gremio que nos cobija, no se pierda nunca y que los nuevos dirigentes reconozcan el servicio de aquellos valores intachables del transporte. Mantengamos el ejemplo de nuestros mayores.
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