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Domingo 15 de septiembre de 2019

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Revista Dominical

Guadalupe, la extremeña

15 sep 2019

Por: Juan José Toro Montoya - Presidente de la Sociedad de Investigación Histórica de Potosí (SIHP) ? Fotos: Archivo SIHP, Elvis Fuertes y el autor

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El culto a la Virgen de Guadalupe llegó a Charcas, el territorio que hoy se conoce como Bolivia, literalmente en las alforjas del monje jerónimo Diego de Ocaña. En el equipaje del sacerdote estaba un ejemplar de la "Historia de Nuestra Señora de Guadalupe" que el entonces superior de su orden, fray Gabriel Talavera, había publicado en 1597.

Se puede hacer esa afirmación debido a lo que el propio Ocaña escribió en el manuscrito de su viaje que, a la postre, se convirtió en el documento más importante sobre la advocación en Sudamérica. Es probable que el culto haya llegado antes, incluso con el propio Cristóbal Colón, porque el almirante era devoto de la Virgen, que le puso su nombre a una de las islas que descubrió en 1493.

También es posible que la devoción haya ingresado con los conquistadores más insignes, Hernán Cortés y Francisco Pizarro, ya que, al ser ambos extremeños, se da por descontado que rendían culto a una advocación que, para su tiempo, ya era conocida en gran parte de España. No obstante, no existen referencias documentales expresas anteriores a la crónica de Ocaña así que, salvo prueba en contrario, tenemos que atenernos a este, por lo menos en lo que concierne a nuestro país.

También es posible que la devoción haya ingresado con los conquistadores más insignes, Hernán Cortés y Francisco Pizarro, ya que, al ser ambos extremeños, se da por descontado que rendían culto a una advocación que, para su tiempo, ya era conocida en gran parte de España. No obstante, no existen referencias documentales expresas anteriores a la crónica de Ocaña así que, salvo prueba en contrario, tenemos que atenernos a este, por lo menos en lo que concierne a nuestro país.

EN ESPA?A

El culto a la Virgen de Guadalupe se origina en una leyenda que la vincula al evangelista San Lucas y el supuesto hallazgo de una imagen mariana en su tumba por parte del Papa San Gregorio. Aunque esa referencia se remonta a los primeros años de la Iglesia Católica, es preciso señalar que la imagen que se venera en el monasterio de Guadalupe en Cáceres, España, fue sometida a análisis químicos por Sebastián de la Torre, en 1968, y estos determinaron que se trata de una talla leonesa del siglo XII.

Pero a los españoles les importó muy poco que se haya determinado científicamente la antigüedad de la imagen y aún hoy repiten la otra leyenda, la que refiere que la Virgen María se apareció a un vaquero de Cáceres a orillas del río Guadalupe.

Es por eso que la mayor devoción a esta imagen está precisamente en España donde tuvo como devotos a reyes y conquistadores, incluido el mismísimo almirante de las tres carabelas. En un claro homenaje a don Cristóbal, cuando el rey Alfonso XIII decidió conferirle el título de "Reina de la Hispanidad", se fijó su coronación para el 12 de octubre de 1928.

Demás está decir, entonces, que las mayores celebraciones a la guadalupana, la extremeña, se realizan en España. Además del monasterio de Guadalupe, que es el centro de la devoción, existen grandes celebraciones en lugares como Cáceres, Sevilla y Leganés. EN GUADALUPE

¿Dónde se podría venerar mejor a la Virgen de Guadalupe que en Guadalupe mismo? Cada 8 de septiembre, el imponente monasterio construido en torno a la imagen recibe a miles de devotos para una procesión que es el centro de todo un programa que, además, atrae a turistas de todo el mundo.

"Es la Fiesta de Extremadura, y a la Virgen de Guadalupe le pedimos por sus habitantes, por sus problemas, por sus autoridades, por sus gentes de bien que lucha por una mejor vida en esta tierra, que reivindican sus derechos y que se atienda a sus necesidades", dijo el último domingo el arzobispo de Toledo y primado de España, monseñor Braulio Rodríguez, en la multitudinaria misa que se ofreció en la Basílica del Real Monasterio de Guadalupe.

La misa fue concelebrada por el arzobispo de Mérida-Badajoz, Celso Morga; el obispo de Coria-Cáceres, Francisco Cerro; el obispo de Plasencia, José Luis Renata; y el arzobispo emérito de Segovia, Ángel Rubio.

Posteriormente, la imagen de la Virgen morena salió de su adoratorio para la procesión en la que, además de autoridades nacionales y regionales, participaron miles de fieles llegados de diversas partes de España y el mundo. La imagen llevaba un manto del siglo XV, además del bastón de mando y la corona que el rey Alfonso XIII le entregó en su coronación canónica en 1928.

EN BOLIVIA

La ciudad en la que la devoción a la Virgen de Guadalupe es mayor es, indudablemente, Sucre. A diferencia de lo que ocurre con otras fiestas patronales, la de la capital de Estado no es el resultado de una superposición de culto sino de un pedido expreso que le hizo en 1600 el obispo de Charcas, Alonso Ramírez de Vergara, a fray Diego de Ocaña.

El prelado asistió a las fiestas de entronización que se realizaron en Potosí aquel año y, extremeño como era, le pidió al monje jerónimo que viaje a La Plata a pintar otra imagen que fue terminada y coronada al año siguiente dando paso a una de las devociones católicas más notables en Charcas, hoy Bolivia.

En Potosí, donde la devoción fue instaurada por el propio Ocaña en 1600, la fiesta mereció singular importancia en sus primeros años ya que la cofradía fundada por el jerónimo estuvo integrada por las principales personalidades de la villa, incluidos alcaldes ordinarios y miembros del cabildo secular. Los indicios que arrojan los documentos revelan que hubo un conflicto en 1616, cuando otro jerónimo, el padre Pedro del Puerto llegó a la ciudad del Cerro Rico para recoger las limosnas que nunca llegaban al convento guadalupano y confrontó con los franciscanos, a cuyo cargo estaba la imagen.

Parece que, años después, los franciscanos prefirieron enviar la Virgen al templo de Santiago y, cuando este se quemó, fue salvada de las llamas para ser llevada al templo de San Juan Bautista, donde permanece hasta hoy.

Por ello, la fiesta de Guadalupe se realiza en la zona de San Juan donde se reza el rosario, se realiza una procesión y una feria de Alasita en la que predomina la alfarería y se pone a la venta dulce de caña que se come con pan de trigo.

Este año, la Alcaldía decidió revitalizar la fiesta y llevó la procesión hasta la plaza 10 de Noviembre.

EN LAS PROVINCIAS

Siguiendo la ruta de la plata, la devoción a Guadalupe se extendió a lugares como Porco y Colquechaca. La Secretaría Departamental de Turismo y Cultura de Potosí reportó este año que la fiesta de la Virgen de Guadalupe también se celebra en Puna y Tinquipaya.

Puna es la capital de la provincia Linares y allí se realiza, cada 8 de septiembre, una feria del trueque a la que acuden no sólo pobladores de ese municipio sino también de las provincias Saavedra y Nor Chichas.

Mención aparte merece Tinquipaya donde se celebra la Natividad de la Virgen en su fecha, 8 de septiembre, y ese es el motivo para que los ayllus del lugar lleguen hasta la plaza principal del municipio, donde está el templo de Nuestra Señora Belén de Tinquipaya, trayendo diversas imágenes de María. Entre esas destacan las guadalupanas, incluidas las mexicanas.

Los grupos de bailarines son llamados wawkus y ejecutan ritmos y bailes de rueda a devoción de la Virgen.

Y aunque la plata ya no es un motivo, también son notables las fiestas para la Virgen de Guadalupe en provincias tarijeñas como Caraparí que logró que se declare a esa festividad como Patrimonio Nacional Histórico, Religioso y Cultural de Bolivia mediante la Ley No. 2078 del 19 de abril de 2000. En este municipio, la fiesta no se celebra en septiembre sino el segundo domingo de octubre.

Por ahí también está Entre Ríos, capital de la Provincia O´Connor, donde la fiesta de Guadalupe se celebra el primer domingo de octubre de cada año. Aquí, todos los devotos se visten de cuñas, matacos, negras, chiriguanos y sanqueras y recorren las calles del pueblo causando gran ruido con su japapeos o gritos de guerra.

La Virgen de Guadalupe, entonces, está en todas partes. Como para probarlo, devotos de Cocachi, comunidad del municipio de Tacobamba, llegaron a Potosí el domingo trayendo otra imagen, una de autor anónimo que debió ser pintada en el siglo XIX como muestra de la extensión que tuvo ese culto.

Las principales advocaciones de la Virgen de Guadalupe son dos, la española o extremeña, cuyo origen se remonta a la aparición de María al vaquero Gil Cordero, alrededor de 1326, y la mexicana, que es la que se habría aparecido al indígena Juan Diego el 9 de diciembre de 1531 en Tepeyac, actual Ciudad de México.

Como se puede ver, ambas son diferentes y sus orígenes son aparentemente distintos, aunque no faltan autores que afirman que una imagen parecida a la mexicana existe en el convento de Guadalupe en Cáceres y pudo ser inspiración de aquella. Empero, hay versiones que señalan que la mexicana tendría origen prehispánico.

La que inspiró el culto en Bolivia es la extremeña, la que llegó en el libro del padre Talavera, en las alforjas de fray Diego de Ocaña.

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