La población en general, está concentrada en lo que va ocurriendo con el incendio de la Chiquitanía, provocado por la mano destructora del hombre, con las consecuencias funestas para las futuras generaciones, esta violencia medioambiental es la manifestación de los intereses económicos y políticos, liberales y capitalistas, no es casual la quema, porque se da en muchas regiones del mundo, siendo algo normal para ampliar la producción de la industria manufacturera, agrícola y ganadera.
Mientras va ocurriendo la catástrofe del inmenso incendio en el oriente boliviano, continúa la campaña electoral de los diferentes partidos políticos, sin mucha resonancia, no existe expectativa como en las gestiones pasadas, los gobernantes no han sabido valorar la importancia de la Madre Tierra, fomentando el destrozo de la vegetación, quitando la vida de las diferentes especies animales, dañando la salud humana, siendo un desastre internacional, es obligación de toda la sociedad apagar y remediar el bosque perdido.
Mucha gente no le da debida importancia a este desastre artificial, los bosques se encuentran en riesgo de desaparecer, sin embargo, los colonizadores quieren continuar con el chaqueo, tal vez por la necesidad de trabajo para sobrevivir. No se comprende las consecuencias de la quema de árboles, que afectarán a la ecología, no sólo del país, sino del planeta, más de 2 millones de hectáreas, quemadas, se estima que más de 200 millones de animales murieron, según los medios informativos.
Mucha gente no le da debida importancia a este desastre artificial, los bosques se encuentran en riesgo de desaparecer, sin embargo, los colonizadores quieren continuar con el chaqueo, tal vez por la necesidad de trabajo para sobrevivir. No se comprende las consecuencias de la quema de árboles, que afectarán a la ecología, no sólo del país, sino del planeta, más de 2 millones de hectáreas, quemadas, se estima que más de 200 millones de animales murieron, según los medios informativos.
Existen denuncias de bomberos voluntarios que, mientras ellos con gran sacrificio van apagando los incendios, otra gente los aviva, es una contradicción delicada, lo que evidencia la falta de control por parte de las autoridades provinciales, departamentales y nacionales, para evitar que siga avanzando el fuego.
Cuando existen desgracias humanas, muchos países son solidarios y toda ayuda es bienvenida, no interesa si son imperialistas o no.
Las autoridades deben tener mucho cuidado en sus acciones y su lenguaje, para no provocar violencia, tienen que ser sinceros con la gente, no deben utilizar doble discurso, porque eso confunde y además genera descontento, deben trabajar para todos, sin ninguna discriminación social, además de responder a todas las demandas de carácter económico y social. La prioridad de las autoridades gubernamentales es apagar el incendio, después podrán dedicarse a la campaña electoral y no antes, además, en sus programas tienen que incluir propuestas sobre la defensa del bosque o si están de acuerdo en seguir quemando la Amazonía, el pulmón del planeta.
En la gente hay preocupación por el avance de los incendios en el oriente boliviano, el consumismo nos está llevando a depredar la naturaleza, el crecimiento de la población, la falta de alimentos, espacios para habitar, la mentalidad burguesa incentivan el crecimiento de la frontera agrícola así como el pensamiento colonizador de someter a los indígenas, despojándolos de sus tierras cuando se habla de defender sus derechos, pero a la hora de la verdad, se olvidan de esos discursos demagógicos.
Hay gente campesina que está marchando hacia la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, pidiendo la anulación de la norma departamental sobre la pausa ecológica, con la amenaza de cercar, pareciera que no les importara el voraz incendio, generando violencia, desesperación, en el pueblo cruceño. Las autoridades gubernamentales están en la obligación de escuchar a todos los grupos, y no parcializarse, de lo contrario, la violencia continuará, tiene que haber diálogo.
No sólo se debe pensar en el presente, a corto plazo, sin ninguna proyección, tenemos la obligación de cuidar el patrimonio de las futuras generaciones, hay que reflexionar sobre cómo desarrollar en forma sostenible la agricultura y la ganadería, debatir sobre una política económica que respete la naturaleza, la vida de los pueblos y sus culturas, salir del consumismo neoliberal hacia una economía que tenga relación armónica con la vida humana y la ecología.
Fuente: LA PATRIA
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