Lo contrario de esperanza es la angustia porque esta nos invade con la pasividad y la impotencia y aquella nos impele a creer con convencimiento que siempre hay una posibilidad de cambiar la situación. A la angustia es importante entenderla en sus dos vertientes: una es la elección del coraje y la otra es la pasividad ante lo sobreviniente.
La angustia más antigua es la muerte : hoy la muerte se transformó en arte de morir y la gente cuando está unida a la religión entiende, cree y abriga la esperanza de no morir solos, pues ante la muerte todos somos impotentes que es una situación sin sentido.
"La muerte es una simbiosis de decisión y calma o tranquilidad" decía el filósofo Martin Heidegger, y cuando pensamos que vivimos felices con nuestro micro círculo social y alternamos con relativa frecuencia con el macro, nos sentimos amenazados por los peligros sobrevinientes, entonces, la posición lógica a asumir sería la de aprender a vivir más, con mayor intensidad.
Es incontrastable que las sociedades se transforman y de cuya esencia emergen sujetos que luchan infatigablemente por conseguir la primera oportunidad y aquéllos que se conforman con la segunda o tercera oportunidad, que es la correspondencia a lo que escribía anteriormente: si toma o logra la primera oportunidad significa que incorporó la primera vertiente de la angustia expresada en el coraje y por consecuencia los otros la pasividad; cuando se vive esa difícil disyuntiva y el sujeto se inclina por el coraje la angustia decrece.
Es incontrastable que las sociedades se transforman y de cuya esencia emergen sujetos que luchan infatigablemente por conseguir la primera oportunidad y aquéllos que se conforman con la segunda o tercera oportunidad, que es la correspondencia a lo que escribía anteriormente: si toma o logra la primera oportunidad significa que incorporó la primera vertiente de la angustia expresada en el coraje y por consecuencia los otros la pasividad; cuando se vive esa difícil disyuntiva y el sujeto se inclina por el coraje la angustia decrece.
En la política la angustia es un excelente mecanismo que impide que creamos en los demagogos que nos prometen que no habrá más angustia, así, la angustia es constantemente actualizada por la política. Se registra que donde gobiernan los neoliberales surge una latente angustia en la población por la liberalidad irresponsable en la protección social estable.
En la medicina se presenta con asiduidad la angustia, ejemplificando: un paciente con cáncer y sus oportunidades son concretas y, aunque lo último no es una buena noticia, la aclaración sincera al paciente que los nuevos medios científicos suben las chances.
Se debe hablar sobre la realidad que no es el único paciente en esa situación, existen miles, créase, esta aclaración tranquiliza al paciente aún sabiendo sus posibilidades; este cambio se llama empoderamiento de su propia situación y retomar la confianza en sí mismo y la esperanza de mejorar, esta sí es una posición razonable frente a una enfermedad terminal.
El pueblo es la esencia de los ciudadanos y un ejemplo histórico de transformar la angustia en coraje en los ciudadanos fue el mensaje que dio Winston Churchill a los ingleses en la Segunda Guerra Mundial: "No tenemos ninguna chance, pero combatiremos en todo lugar", esta afirmación constituyó el inicio del derrumbe de Hitler y su régimen nazi.
Otro aspecto importantísimo en la vida de relación es el reconocimiento de los derechos del otro siendo un elemento que desactiva la angustia.
(*) Abogado, posgrados en Interculturalidad y Educación Superior, Docencia en Educación Superior, Arbitraje y Conciliación, Alta Gerencia para abogados (UCB-Harvard), Filosofía y Ciencia Política (maestrn), doctor honoris causa (Cambridge University).
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