Miercoles 11 de septiembre de 2019
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Nadie podrÃa ignorar que las huelgas son necesarias cuando es preciso defender causas justas y muy especialmente los derechos adquiridos por los trabajadores; pero, hay que convenir en que, por causar bien, provoca generalmente muchos males porque sus consecuencias se expanden e invaden muchos sectores y actividades de la vida nacional.
La huelga, por principio, si bien es un derecho de las clases sociales en pos de conquistas y beneficios para los trabajadores es causante de hechos que se convierten en perjuicios muy graves para la población: en primer término, impide que los mismos sectores que dejan de trabajar no produzcan y con ello restan posibilidades para que las empresas puedan atender en mejor forma sus obligaciones porque toda paralización del trabajo impide anquilosamiento de la producción que, por ineptitud, da lugar a que surjan competencias perjudiciales (contrabando) ya que el mercado exige la presencia de productos de uso y consumo.
El transporte público que paraliza actividades en contra de todo el pueblo que se ve impedido de trasladarse a sus sitios de trabajo o de retornar a sus hogares cuando termina la jornada diaria; causa contratiempos porque la colectividad sufre perjuicio; pierde el trabajador, pierden el fisco y los municipios por la baja percepción de impuestos, inmoviliza la producción o, por lo menos, la disminuye radicalmente porque los niveles de trabajo efectivo se reducen con la consecuencia de que bajan los niveles de producción que, a su vez, disminuyen las ofertas de venta que, a su turno, hace bajar la cobertura de necesidades.
