Muerte, llanto y dolor en la Chiquitanía

La Chiquitanía, un lugar sagrado y natural, en donde están sufriendo por el incendio de su flora y fauna, sobre todo dicho incendio se expande con mayor rapidez en tiempos de sequía y calor, porque basta con encender un fósforo y el fuego se aviva por la fuerza del viento reinante, que a su vez provoca que el siniestro se propague con mayor agilidad e intensidad.

Esta catástrofe ambiental genera un dolor muy grande a nivel planetario, porque el bosque seco chiquitano es único en su especie en el mundo. Y qué decir de los animales, que se encuentran vulnerables e indefensos ante este tipo de emergencias, pues no tienen la capacidad de manifestarse, de poder pedir auxilio; y aún peor existen animales más indefensos que otros, que por su pequeño tamaño, o por su dificultad de moverse rápidamente, no pudieron escapar al fuego, muriendo con mucho dolor, con el fuego a su alrededor, ante un ambiente tan caliente, que seguramente la temperatura alcanzó los 1500° centígrados.

Alguna vez se han preguntado: ¿Cómo es morir quemado?, ¿el dolor que provoca el fuego?, ¿se imaginan cuántos animalitos habrán muerto por cada hectárea chiquitana?, ¿qué clase de animales vivían en el lugar? Pensar que muchos animales bonitos y graciosos han muerto, realmente es para llorar todos los días durante un año, ante una pérdida tan irreparable. ¿Cómo es posible que exista gente que se dedique a chaquear?, ¿que se dediquen a quemar cultivos?, ¿acaso no existen otros métodos para cultivar?, ¿o acaso no podían pedir ayuda a otros para recoger la maleza? Es inconcebible creer que existan personas inescrupulosas que se dediquen a matar la biodiversidad, al quemar centenares de miles de hectáreas de áreas forestales chiquitanas.

Resulta difícil de creer que personas capacitadas académicamente, algunos con maestrías y doctorados, se den a la tarea de chaquear donde viven los animalitos, ¿qué culpa tienen ellos de morir quemados, calcinados, algunos carbonizados?, ¿se habrán imaginado cuánto llanto y sufrimiento han provocado a los animales de la Chiquitanía? ¿Por qué tenían que chaquear estos lugares sagrados sin poder controlarlo?, a consecuencia de ello, seguramente murieron millones de animalitos, y arrasaron toda vida silvestre y vegetal, ¿cuántos animales habrán muerto retorciéndose de dolor, agonizando en medio de las llamas, ninguno de ellos tenía la culpa, y aun las que más sufrieron fueron las crías, los cachorritos, dónde se iban a refugiar. ¿Por qué existen personas tan malas e irracionales, insensibles, desquiciadas, que carecen de sentido común y no tienen corazón ante ésta catástrofe?; que seguramente sólo sirvió para complacer la vanidad de unos cuantos ociosos, con el bajo argumento de generar y acumular riqueza (casas y autos lujosos), todo a costa del sacrificio de la vida de millones de animales, árboles y de toda vida orgánica. Este tipo de personas, no se dan cuenta que cuando un día mueran, toda la riqueza no se la llevarán consigo. E incluso existen creencias que cuando una persona muere, en una próxima vida se convertirá en animal.

Cada uno de los habitantes de esta tierra, debe de leer la Biblia cada noche, cada día, interpretando y aplicando la palabra de Dios, para tener un pensamiento y corazón sensible y agradecido con nuestra Madre Tierra, que es una herencia para las futuras generaciones. Todo esto lo digo para evitar que autoridades promulguen normas tan irresponsables como el Decreto Supremo Nº 3973 de fecha 10 de julio de 2019, que autoriza el desmonte mediante la quema "controlada", o chaqueo, en tierras privadas y comunarias en los departamentos de Beni y Santa Cruz. Dicho decreto supremo debería de abrogarse en su totalidad.

Debemos de pensar a futuro, y ser conscientes a momento de responder: ¿Qué aire respirarán las futuras generaciones? ¿Tomarán agua potable o contaminada? Sólo pensamos en el momento, y no en el futuro de nuestros hijos. Las autoridades en vez de realizar propagandas políticas, deberían de preocuparse de mitigar y declarar desastre nacional ambiental, y no fingir una protección a la Madre Tierra, que sólo sirve para el discurso de los políticos, pero en el fondo no hacen nada para preservarla, protegerla y amarla.