Hay que salvar la Amazonía

Frente a un desastre ecológico de enormes proporciones y que por esas cosas de la propia naturaleza en la extensión de enormes bosques, toca a nuestro país sumarse de la manera más decidida al cuidado de la Amazonía en general, empezando por el territorio nacional y salvando las contingencias de un incendio que pese a muchos esfuerzos por apagarlo y contenerlo, aún persiste en algunas zonas, después de haber causado una enorme depredación de nuestro territorio boscoso.

Qué originó el fuego en el caso de la zona oriental boliviana, es algo que seguramente quedará en un secreto malsano, aunque se quiera encontrar culpables por la vía de la denuncia política, que desde sus dos aristas, apunta a la existencia de alguien que encendió el primer fósforo, posiblemente sin medir el calamitoso resultado de emprender "un chaqueo" en una zona desconocida o seguir instructivas de algún depredador con fines destructivos e intenciones de exagerada campaña política. En todo caso lo que sucedió, es parte de un inmenso daño a la naturaleza, de alterar el ciclo vegetativo de miles de hectáreas en el territorio boliviano, un perjuicio irreparable en muchísimo tiempo y un costoso trabajo que debe emprenderse cuanto antes, para recuperar paulatinamente la importancia de una zona que junto a otras de países vecinos es parte de la vida misma del planeta, así de importante en su contexto natural para la sobrevivencia general.

No se trata de exagerar en conceptos, pero la Amazonía en general es el bosque tropical más grande del planeta, alberga 33 millones de personas en varios países y es el centro de vida de una extraordinaria biodiversidad de seres vivos, con una flora y fauna incomparables, ahora sufriendo un daño propiciado por la misma naturaleza, con incendios que se han multiplicado en muchas áreas y que no son definitivamente controlados.

Informes de especialistas señalan que en las últimas décadas se ha perdido cerca al 20 % de ese bosque vital. Han sucedido muchas cosas que alteraron los planes de protección de áreas consideradas incluso como reservas naturales intocables. La deforestación aumentó en varios países, en función a necesidades de obvio interés político, tanto así que algunos organismos defensores del medio ambiente denunciaron la depredación de bosques para dar paso a sembradíos ilícitos en complicidad con el tráfico internacional de drogas.

Hay que comprender los cambios que se originan en el presente y contribuyen a profundizar la crisis climática con voraces incendios que están devastando grandes extensiones del bosque amazónico, en una prueba lamentable de lo que se denomina como la "expansión agraria" y una mayor exigencia en pos de tierras para satisfacer la exigencia de "núcleos sociales" que buscan ubicación y lo hacen preferentemente en las tierras fértiles de los bosques amazónicos, se trata de algunos países, incluyendo el nuestro con un problema de orden social, que sin embargo al estar fuera de adecuado control y especial asesoramiento puede convertirse en una degradación de los ecosistemas.

El tema conlleva responsabilidades de orden administrativo estructural, por lo mismo no se trata simplemente de acceder a pedidos de grupos sociales, que aprovechando cierta benevolencia política partidaria, exigen su reubicación sin tomar en cuenta que cambios de esa índole no son tan simples, si se desconoce la importancia natural de la Amazonía en general y de nuestro territorio en particular. Los asentamientos deben ser debidamente planificados y bien asesorados.

Fuente: LA PATRIA