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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 Coronación de la Virgen María - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
El 22 de agosto, se conmemora la Coronación de María Reina. Pero a diferencia de la anterior solemnidad de la Asunción de la Virgen, esta conmemoración pasa desapercibida para una gran mayoría de fieles. Por ello creemos que se debe rescatar la importancia de la Coronación ya que complementa con mayor precisión el plan divino de salvación.
Hay dos maneras de entender este título mariano. La primera se refiere a que Virgen María, es la Madre de Jesús el Rey del universo. Esta manera, muy del agrado de la devoción popular, se muestra en las imágenes donde María sostiene en brazos a Jesús, ambos con sus respectivas coronas. Tales son, por ejemplo, la Virgen del Carmen, la Virgen del Rosario y María Auxiliadora.
La segunda manera de comprender la realeza de la Virgen es mucho más profunda ya que indica que el mismo Jesús, Rey del universo, ha elegido a la Virgen María para que sea su Esposa, proclamada Reina juntamente con ?l. Aquí nos referiremos a esta segunda acepción de María Reina.
El título de "Reina" directamente aplicado a la Virgen María no se encuentra en la Biblia, pero ya en el Antiguo Testamento aparecen mujeres liberadoras del pueblo de Israel, tales como la heroína Judit, orgullo de Israel (Jdt 15, 9) y la Reina Ester (Est 2, 17), consideradas como precursoras de María Reina.
El título de "Reina" directamente aplicado a la Virgen María no se encuentra en la Biblia, pero ya en el Antiguo Testamento aparecen mujeres liberadoras del pueblo de Israel, tales como la heroína Judit, orgullo de Israel (Jdt 15, 9) y la Reina Ester (Est 2, 17), consideradas como precursoras de María Reina.
Si bien Jesús rehusó ser proclamado Rey terrenal durante su vida mortal, poco antes de morir aceptó su realeza cuando respondió a Pilato: "Mi reino no es de este mundo" (Jn 18, 36). Así indicó que su Reino se hará visible al final de los tiempos cuando venga como Rey universal y Juez Supremo de vivos y muertos (Mt 25, 30-41; 1 Co 15, 24). Pero, además, Jesús quiso asociar a su realeza a la Virgen María.
Momentos antes de morir, Jesús en la cruz, se dirigió a María llamándole "Mujer". Este título esponsal hace eco de Eva, la primera mujer que fue tentada por el diablo. Ella tentó a su esposo Adán y ambos desobedecieron el mandato de Dios. Jesús en la cruz, como el Nuevo Adán, proclamó a María como Esposa y la designó como madre de Juan, el discípulo al que Jesús amaba como hijo.
Del costado de Jesús, abierto por la lanza mortífera del soldado romano, brotaron sangre y agua que se derramaron sobre la Virgen María al pie de la cruz, convirtiéndola en su "Esposa de sangre" (Cfr. Ex 4,25), la Reina Corredentora. El título de Reina no fue meramente honorífico, sino que remite a la importante colaboración activa de la Virgen María en el plan divino de salvación de Jesús, Rey del Universo.
A los cincuenta días de la resurrección de Jesús, en la fiesta de Pentecostés, los apóstoles junto con María recibieron en plenitud la "Rúaj Divina" (Espíritu Santo), constituyéndose la Iglesia. Los últimos capítulos del Apocalipsis describen con fulgurantes expresiones la apoteosis del Reinado de Cristo con la victoria final sobre el Dragón y sobre la muerte (Ap 20-22). Por eso la Divina Rúaj (Espíritu) con María, Esposa de Jesús y Madre de la Iglesia, claman ardientemente "¡Ven, Señor Jesús!" (Ap 22, 17. 20). De esa manera como brillante colofón de la historia, Dios Padre presidirá la unión mística nupcial de su Hijo Jesucristo, el Rey del universo, con Virgen, coronada como María Reina juntamente por Cristo Rey.
Ya desde tiempos antiguos la Iglesia Católica ha venerado a la Virgen María como Reina en varias oraciones populares, tales como la "Salve Regina", el canto pascual "Regina coeli laetare" (Reina del cielo, alégrate), el Santo Rosario y las letanías lauretanas donde se la invoca como Reina de los ángeles, de los profetas, de los apóstoles, de los mártires, de las vírgenes y de todos los santos y también como Reina de la Paz.
Si bien en la Iglesia Católica hubo una divergencia entre los teólogos respecto a la coronación de María, el Papa Pío IX en 1854, al definir el dogma de la Inmaculada Concepción, declaró: "Ella (la Virgen María) se preocupa de todo el género humano, pues está constituida por el Señor como Reina del cielo y de la tierra y está exaltada sobre todos los coros de los Ángeles y los grados de los Santos en el cielo. Estando a la diestra de su unigénito Hijo, Jesucristo, Señor nuestro, con sus maternales súplicas pide eficacísimamente, obtiene cuanto pide, y no puede no ser escuchada".
Un siglo más tarde el Papa Pío XII en 1950 proclamó el dogma de la Asunción de María y en 1954 publicó un documento sobre la Realeza de María donde expresa que ella "reina en todo el mundo con maternal corazón y está coronada con la gloria de la realeza en la bienaventuranza celestial". El título de María Madre de la Iglesia ha sido confirmado por los Papas Pablo VI en 1963 y Francisco en 2018.
De esta manera la fiesta de la Coronación de María Asunta a los cielos complementa la Coronación de Cristo Rey al final de los tiempos según el plan salvífico del Padre celestial. La fiesta de Cristo Rey se celebra el último domingo del año litúrgico. Sería conveniente unir ambas coronaciones como la apoteosis nupcial final en la historia de la salvación.
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