Democracia en las universidades

Está definida la línea conductual en las universidades públicas del país, entendiendo que en las mismas se han librado las "mayores luchas" por establecer y poner en vigencia la práctica de la democracia, de la libertad y la justicia, por lo mismo hay que entender que los miembros que conforman los estamentos de estas casa de estudios superiores están amparados en los principios de la libertad de pensamiento y acción.

Cuando se habla de la universidad como tal, está entendida su esencia democrática y la práctica de la misma en todas sus instancias, aunque no siempre se respetan tales circunstancias, cuando se imponen o en otros casos se rechazan algunas formas en la práctica ideológica, política que no siempre satisfacen las expectativas de su conglomerado.

En ese plano según señalan los analistas del propio sistema, no debería preocupar, molestar o alterarse la conducta "partidaria" de docentes, administrativos y de los miles de universitarios, pues todos tienen el derecho de pensar libremente�cosa que por supuesto se practica en ciertos niveles, pero se rechaza en otros, pretendiendo imponer un solo "ideal revolucionario" en todo el esquema de la universidad pública, lo que rompe la institucionalidad democrática de las instituciones universitarias.

Pero más allá de pretender imponer corrientes de ideas extremas, es sumamente importante que en el plano del sustento universitario, que proviene en importante porcentaje del presupuesto nacional, se piense, se estudie, se definan políticas que permitan a las universidades su plena independencia financiera, de modo que la cuenta de "apoyo estatal" sea más figurativa y no extremadamente determinante como sucede desde tiempos pasados, persiste en el presente y podría seguir siendo "la manivela" que mueve el Estado para ejercer cierto control en las universidades públicas.

De ese proceso del que seguramente resultará difícil separar al sistema universitario, lo que sí se puede manejar con mayor sentido de libertad y equidad, es la práctica ideológica de los protagonistas de la universidad en la vida activa de la política nacional. En ese sentido no debería admirar por ejemplo que el rector de la Universidad cochabambina se presente abiertamente como seguidor del partido y candidatos oficialistas; es su ideal que sin embargo no puede ni debe comprometer a sus inmediatos administrativos y menos al sector de los universitarios. En otra línea política está el rector de la universidad paceña quien suele utilizar esa institución como "trinchera de pensamiento", pero no se lo admiten como parte de una acción partidaria, abierta y comprometida.

En nuestro medio, ya no es sorpresa que algunas altas autoridades estén comprometidas con el sistema gobernante, ya sucedió en anteriores gestiones, de una de las cuales surgió un candidato al senado, ganó el partido y se aseguró el cargo, aunque es bueno señalar que cuando se aproxima el final de la gestión, no se conoce nada sobresaliente que hubiera hecho en beneficio de Oruro. Actualmente hay otra autoridad en la misma carrera política, de la que se espera mayor responsabilidad de servicio.

La práctica partidista no está ausente en el esquema heterogéneo de nuestra universidad lo que constituye un factor de respeto a los derechos ciudadanos, claro está siempre que los mismos no sean utilizados con fines sectarios y menos personales. Las autoridades universitarias, tienen obligación para mejorar la calidad académica del conglomerado social a su cargo, pues de lo que se trata es lograr mejores profesionales al servicio del país.

Fuente: LA PATRIA