Despunta el dÃa y decenas de personas hacen fila frente a una popular cadena de supermercados de Florida bajo la promesa de que cuando abriese habrÃa un nuevo cargamento de agua que ya este jueves se habÃa agotado en todos los comercios locales y de buena parte de las regiones por las que se espera pase Dorian a partir del lunes.
Los madrugadores tuvieron premio antes de que volasen las botellas, no asà alguno que, apurado, entra en la tienda pasados ya varios minutos desde las 7.00 de la mañana preguntando "¿todavÃa queda agua?".
La respuesta se la da un cubano que sale de la tienda malhumorado: "No ha durado ni diez minutos. Con todo lo que llueve estos dÃas y Miami parece un desierto. No se puede encontrar agua".
La respuesta se la da un cubano que sale de la tienda malhumorado: "No ha durado ni diez minutos. Con todo lo que llueve estos dÃas y Miami parece un desierto. No se puede encontrar agua".
"El agua de Miami-Dade que entra por la pila de la casa es excelente", dijo el mandatario que tan solo recomendó llenar los "contenedores para estar preparados".
Pero la gente o no se fÃa o peca por exceso de prudencia ante la previsible llegada de Dorian a Florida a partir del lunes con vientos de unas 140 millas por hora (225 km/h), lo que podrÃa dejar a toda la región sin luz durante dÃas.
Las estanterÃas de agua de los supermercados y tiendas están vacÃas, más allá de carteles que avisan de que debido al "aumento de la demanda" solo se venden cantidades limitadas de agua.
Los que se acercan hasta allÃ, comprobado que no tuvieron suerte, miran con otros ojos las bebidas azucaradas, que poco a poco van desapareciendo, sobre todo las tónicas y las que tienen sabor a limón. Cuánto más blanca la bebida mejor.
"Algo que se parezca al agua", dice a Efe la venezolana MarÃa RodrÃguez mientras mira los estantes y lamenta que la gente haya entrado en "pánico", pues el huracán no empezará a sentirse en Miami hasta dentro de tres dÃas.
Cuestionada sobre si esos caldos sustituirán al agua, responde con tono festivo "¡claro!", mientras se aleja de una zona con notorios huecos en vinos blancos y rosados en promoción.
Hay otros que al ver las baldas desiertas les entra una pequeña risa nerviosa y otros pasan por delante casi disimulando, como si no les interesase, e incluso hay los que frenan en seco sus carritos y dan media vuelta, probablemente para probar suerte en otro lugar.
"He ido a cuatro supermercados y nada", lamenta la venezolana mientras se dirige a la caja a pagar.
Otra mujer pregunta cuándo recibirán más agua a una dependienta que se encoge de hombros y dice resignada: "Es impredecible".
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