Loading...
Invitado


Domingo 04 de marzo de 2012

Portada Principal
Cultural El Duende

The artist indiscutible ganadora de los Premios Oscar 2012

04 mar 2012

Fuente: La Patria

¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...

Y todos los cinéfilos de corazón del mundo y sobre todo de Francia saltaron de sus asientos y gritaron como si estuvieran en un partido de fútbol: ¡¡¡sí!!! cuando Tom Cruise anunció que The artist ganó la categoría de Mejor Película en la 84ª entrega de los Premios Oscar.

Desde 1928 que una película muda no ganaba un Oscar y es la primera no anglosajona en toda la historia de la Academia en obtener este galardón luego de más de 2 horas de incertidumbre en la ceremonia de entrega, pues Hugo, la megaproducción en 3D del veterano Martin Scorsese era un firme candidato ganador, más aún cuando se adjudicó las dos primeras estatuillas importantes: Mejor Cinematografía y Mejor Dirección de Arte.

Muda, en blanco y negro, 100 minutos, una película dentro de otras ambientadas en los gloriosos años 20 de Hollywood, justo en el momento en que el cine sonoro incursiona en el mercado cinematográfico. Cualquiera diría que es una película para gente que sabe de cine clásico. En una época donde las historias se cuentan bien con una maquinaria de efectos especiales, actores famosos y colores vistos sólo en sueños, The Artist rompe con todo y retiene a cualquiera con la sencillez y el encanto de un único recurso: la imagen en movimiento, como es el cine en esencia.

Michel Hazanavicius, el director, ha recibido bien merecido el máximo galardón a la Dirección, no sólo por la genialidad con que imaginó esta obra de arte, sino por la valentía que puso para hacerla realidad y ponerla en el mercado cinematográfico. La ingeniosa forma en que esta historia es narrada no sólo recrea el lenguaje narrativo de aquellos años, sino el mismo lenguaje visual con planos bellísimos, sin mencionar a los actores que se roban cada escena con una sonrisa, un gesto o un paso de baile, incluso la actuación del perro es magistral.

Hasta más o menos el minuto 20 la peli no rompe ningún esquema ni se constituye en lo que es, ni muestra su genialidad. Cuando se produce la escena del vaso, los siguientes minutos se convierten en un maravilloso momento metalingüístico, anacrónico, deconstructor de reglas, que te conmueve hasta las lágrimas... en ese momento no sabes qué hacer, pararte y aplaudir, cubrirte la cara y llorar, gritar, reír... No vuelve a producirse un momento así en todo el resto de la película, pero el ritmo siempre perfecto hace que la narración se mantenga con el mismo juego emocional y con transgresiones exquisitas en cuanto a dirección e interpretación.

La crítica mundial hablaba de The artist como una película de homenaje a la época dorada de Hollywood; pero The Artist es más bien un homenaje al cine mismo, a sus orígenes, a la magia con que en sus inicios recreaba la realidad, sin la palabra hablada, sin el color, la imagen en su estado puro.

La historia como tal no es una maravilla creativa, lo es todo lo demás. En el Hollywoodland de finales de los años 20, una estrella del cine mudo (George Valentin) vive su momento cumbre. Pero su brillante carrera se ve amenazada por la llegada del cine sonoro, y así sucede hasta quedar casi sepultado en el olvido. En el otro lado, muy al estilo de la Candilejas de Charles Chaplin y/o El extra de Cantiflas, una joven (Peppy Miller) que da sus primeros pasos como actriz gracias a un encuentro fortuito con George Valentin, se convierte en una estrella del cine sonoro, consiguiendo a medida que transcurre la película, todo lo que Valentin va perdiendo. Se convierte en la salvadora, portando el amor y la oportunidad, triunfando sobre el “todo está perdido” de Valentin.

Como ven, la historia en sí, es sencilla; pero la genialidad con que es contada, desprovista de clichés, llena de giros atrevidos y picardía en los personajes, hace que los Oscar no se hayan resistido a sus encantos, y que en un país donde la mayoría del tiempo es vedado todo lo que no es propio, de 10 nominaciones, obtuviera 5 premios:

Mejor banda sonora, totalmente merecido pues en una película muda la música es una pieza clave y en las manos de Ludovic Bource fue realizada con majestuosidad, dejando atrás a las dos bandas sonoras nominadas este año de un veterano como es John Williams que ha ganado 5 de sus 47 nominaciones (Tiburón, El Violinista en el Tejado, E.T.: El extraterrestre, La guerra de las galaxias y La lista de Schindler).

Mejor vestuario, habiendo recreado –con toda la picardía y sensualidad del caso– la moda de los años 20.

Mejor actor, para un Jean Dujardin cuya actuación supo reconstruir perfectamente la actuación de una estrella del cine mudo (actuación dentro de la actuación), con un bigote recto, una sonrisa inamovible y una cara/guiño de galán presto 24 horas al día los 7 de la semana; y lo que es más valioso, habiendo dejado en la carrera a grandes como Gary Oldman, George Clooney y Brad Pitt, además de Demian Bichir, el único latino en la competencia.

Mejor Director, sumando esta estatuilla para Hazanavicius a las ya ganadas en la misma categoría en los premios BAFTA, Cesar, Independent Spirit Awards, Directors Guild of America (DGA) y el premio otorgado a esta categoría por el Círculo de críticos de Nueva York, y dejando en sus asientos a monstruos de la industria como Martin Scorsese, cuyo Hugo obtuvo 5 Oscar técnicos pero no pudo ganarle al corazón que ofreció The Artist, que con sólo dos colores también dejó muy atrás a toda la parafernalia visual de El árbol de la vida de Terrence Malick. “Gracias Billy Wilder, gracias Billy Wilder, gracias Billy Wilder” repitió el francés al despedirse con la estatuilla más deseada de la noche; como si de un conjuro se tratara agradeció a este otro director cuyo trabajo seguramente inspiró esta obra maestra del Séptimo Arte.

Mejor Película, el más importante premio de la noche recibido por un grupo de productores que realmente se la jugó apoyando a esta película en un momento en que el cine se ha convertido en una cosa muy distinta a lo que era; y sobre todo cuando –como en son de chiste dijo Billy Crystal esa misma noche– “la gente ve las películas en el móvil, pero yo prefiero la pantalla grande: el iPad”.

Narrada con una cándida sencillez y amabilidad The Artist tiene la fuerza de un emotivo tango: gloria, ocaso y redención, que narra una verdad universal de la cual nadie puede escapar “el tiempo pasa y todo cambia demasiado rápido”; pero lo hace en silencio, en blanco y negro en medio de otras propuestas de cine hiperdigitalizadas sin que nadie lo tome por locura.

Verónica Delgadillo. Comunicadora Social.

Pendolista y Guerrera

Fuente: La Patria
Para tus amigos: