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Domingo 04 de marzo de 2012

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Cultural El Duende

Lolito

04 mar 2012

Fuente: La Patria

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La señora es atractiva, blusa ligera que permite vislumbrar los senos sin sujetador, pantalón cortito, la justa abundancia de carnes. Aunque estaba cerrando, le ha dejado entrar y luego echa el pestillo, pone el cartelito. Ahora lo mira con ojos risueños: ¿Y para qué quieres Lolita de Nobokov, corazón? Es un regalo para mi primo Onio, dice, y se siente enrojecer. Lo del primo Onio es el erotismo. El anterior verano, en la playa, con tono de confidencia importante, se lo había contado: Lito, lo mío es el erotismo. Dicho de repente, a él le pareció que le confesaba alguna anomalía, una enfermedad, pero cuando supo de qué se trataba se quedó un poco perplejo de que algo así pudiera ennoblecerse con el coleccionismo. Como Onio vivía en aquel pueblo tan lejano, una vez le encargó comprar unas pastillas. Se volvió loco buscándolas, y cuando le llamó para decirle que no era capaz de encontrarlas el otro se echó a reír: No te preocupes, están en internet. Otra vez le hizo ir a una tienda de San Bernardo a recoger unos tebeos tan guarros que le daba vergüenza que en casa pudiesen verlos. Menudos encargos me haces, le reprochó por teléfono. Venga, Lito, otros son filatélicos. Esta tarde ha recorrido la feria buscando el libro del que le habían hablado los compañeros, las relaciones de un viejo con una niña, mucho sexo –sólo rumores, pues nadie lo había leído–, para regalárselo a Onio. En la feria del libro no ha sido capaz de encontrarlo, no es novedad, lo han vendido. Al fin, en una caseta le dicen que lo tienen seguro en la librería, cerca del metro tal, no muy lejos. Y aquí está, a la misma hora de cerrar. La señora pasa junto a él rozándole con sus grandes senos, a la vez firmes y suaves. Pasa dentro y espérame, corazón, que te lo voy a buscar. Al fondo de las estanterías cargadas de libros, un cuartito con una mesa de despacho, un sofá muy usado y un ventilador luchando contra el agobio del calor. La señora llega con el libro. Se le han soltado otros dos botones de la blusa. El erotismo, piensa Lito, sintiendo despertar en su turbación una ansiedad inesperada. La señora se sienta a su lado en el sofá. Para conjurar el silencio, él explica que su primo vive en un pueblo cerca de Sevilla, que el libro es un regalo de cumpleaños, que se lo va a mandar por correo. Qué casualidad, corazón –exclama la señora, rodeándole con sus brazos olorosos– hoy es también mi cumpleaños.

Fuente: La Patria
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